Con solo un metro de diámetro, el tamaño de este asteroide sería suficiente para alterar el curso del campo gravitacional de la Tierra, y se calcula que sus efectos hubiesen implicado una variación de 60 grados. Pero para descepción de los apocalípticos, incluso si el asteroide hubiese penetrado la atmósfera terrestre ello no hubiese representado un grave peligro: "Hay cerca de mil millones de objetos de este tamaño e incluso mayores cerca del espacio de la Tierra" afirmó un científico de la NASA. Y por el contrario, más que representar un motivo de destrucción, de habernos impactado este asteroide nos hubiese convidado con un increíble espectáculo de estética celeste. "Al golpear nuestra atmósfera los objetos de estas dimensiones crean eventos visualmente impactantes en forma de impresionantes bolas de fuego".