La colosal naturaleza aprehensiva de los agujeros negros hace de estas regiones en el universo inviolables prisiones de donde nada puede escapar, ni siquiera las ondas de luz. A su alrededor, como señal de que sus dominios comienzan, se ubica una superficie conocida como evento horizontal que delimita el “punto de no regreso” a partir del cual la atracción que ejercen estos agujeros sobre cualquier otro cuerpo es ya ineludible.
Pero además de esta esencia hipermagnética, los agujeros negros constantemente se desdoblan en fuerzas estéticas que ejercen una influencia significativa sobre diversos escenarios galácticos, y que terminan por construir fascinantes figuras.