Hasta cierto punto es entendible que el anuncio de una posible variación zodiacal haya generado tal bullicio alrededor del mundo ya que históricamente este sello ha jugado un papel fundamental en la dinámica astrosocial. Pero como cualquier otra noticia o posibilidad que cimbre la psique colectiva, se ha generado en torno a ella posturas contrastadas. Por un lado existe el argumento de que el tradiconal modelo del zodiaco se proyectó hace aproximadamente tres mil años, periodo durante el cual la posición de la Tierra frente al Sol ha variado significativamente. Esta versión, que ya se viene manejando desde hace años y que algunos especialistas como el astrólogo Joe Rao de sitio Space.com traducen en un desfase de las constelaciones que se calcula en un mes. Sin embargo, los defensores originales de esta postura no contemplan la inclusión de un nuevo signo.
En el extremo opuesto, se han levantado múltiples voces desmintiendo la posibilidad del nacimiento de ofiuco como un nuevo signo del zodiaco. Muchos lo han considerado como una interpretación frívola y que solo fomenta la confusión ya de por si generalizada, por ciertos ambos rasgos característicos del movimiento del New Age. Y tampoco han faltado aquellos que atribuyen esta noticia a una estrategia dedicada a alimentar una agenda oculta que aún se mantiene indescifrable.
Pero más allá de especulaciones no deja de ser algo notable la frenética viralización de esta noticia, transmisión memética que a fin de cuentas se ha desdoblado en una especie de angustia generalizada, fenómeno que queda en manifiesto en los comentarios y mensajes publicados por miles de usuarios en diversas redes sociales y blogs. Y al parecer lo único cierto es que esta masiva crisis de identidad en torno al traslape zodical beneficiará directamente a un gremio cuyos servicios se popularizarán todavías más: los psicólogos y terapeutas alternativos.