El vino puede ser mal consejero, pero tambien puede ser un increíble catalizador para percibir lo que de otra manera se mantiene invisible ante nuestros ojos. Tal es el caso de un grupo de científicos del Instituto de Ciencia Material en Japón que trabajan en el desarrollo de un superconductor especial al colocar un compuesto en agua caliente y enjuagarlo por horas.
Aparentemente el proceso iba bien ya que los hombres de ciencia decidieron celebrar con una buena cantidad de sake, vino, whisky, y cerveza, dentro del laboratorio. Y ya un tanto entonados con la frecuencia etílica decidieron probar el proceso utilizando sus diversos alcoholes en lugar del líquido tradicional y cuando probaron la conductividad de los materiales que estaban desarrollando notaron que aquellos que habían sido enjuagados con licor comercial mantenían mayores niveles de conductividad lo cual implicaba que habían llegado a un mejor resultado del esperado incluso asumiendo que ya era un éxito el experimento.
Hay que recordar que los superconductores actúan como la mayoría de los metales, es decir, conducen electricidad pero lo hacen sin la resistencia que todo metal manifiesta ante un flujo eléctrico. El punto con los llamados superconductores es que a menor temperatura menor es su resistencia y por lo tanto mayor es su conductividad, e incluso cuando la temperatura baja mucho la resistencia desaparece.
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