Prestigiados biólogos y otros expertos han aparecido para hacer algo en torno a la muerte masiva de animales alerededor del mundo que las auotridades no han sido capaces de hace: dar explicaciones convincentes. De entrada han desmitificado este fenómeno como parte de un apocalipsis animal o de una teoría de la conspiración, versiones alimentadas por un extraño fervor mediático alrededor de estos sucesos. Lo que comenzó con la muerte de cerca de cinco mil aves en Arkansas, seguido por fenómenos similares en Louisiana, Kentucky, Suecia, Italia, Japón, y otros lugares, terminó por convertirse en una arena híper mediatizada de especulaciones y explicaciones alternativas.
Pero analizando objetivamente el fenómeno, parece que hay una serie de elementos elementos que favorecieron este escenario de paranoia:
1. La excesiva y poco responsable exposición mediática del caso como si se tratara de una agenda de los medios mainstream (en contraste con cientos de casos similares que ocurren cada año y los cuales la prensa ni siquiera menciona).
2. La torpeza de las autoridades en reaccionar prontamente y ofrecer explicacion convincentes.
3. La tendencia de la psique colectiva a favorecer versiones estridentes para explicar casos misteriosos.
En cuanto a la explicación científica del suceso los expertos enumeraron también algunos argumentos bastante simples:
1. Fenómenos similares ocurren con bastante frecuencia pero no son cubiertos por la prensa (solo en Estados Unidos se calcula que anualmente se registran en promedio más de 150 eventos similares que involucran la muerte masiva de animales).
2. Prácticas ambientalmente degradantes de la sociedad humana favorece la propensión de estos fenómenos.
3. Las causas suelen estar relacionadas a la sincronía de una parvada, manada, o grupo de animales que entra en contacto con algún contaminantes, epidemias y virús, causas desconocidas pero que no desentonan con los patrones biológicos de las especies.