Sin embargo, el Papa dijo también que las revelaciones de abuso en el 2010 llegaron "a una dimensión inimaginable" que trajo humillación a la Iglesia y que los clérigos debían de "reparar en todo lo posible las injusticias ocurridas" y ayudar a las víctimas a sanar.
Las declaraciones del Papa han generado la indignación de víctimas como el dublinés Andrew Madden, quien insistió en que la pedofilia no era considerada normal entre la compañía que él llevaba, agregando: "no sé que tipo de compañía ha tenido el Papa los últimos 50 años", para considerar que la pedofilia es algo normal.
Víctimas de abuso en Estados Unidos señalaron que mientras algunos oficiales de la Iglesia han culpado al liberalismo de los 60 por los abusos sexuales de la Iglesia, el Papa Benedicto ha ideado una nueva teoría culpando a los 70. Barbara Blaine, líder de un grupo activista en defensa de personas abusadas sexualmente, dijo que "es fundamentalmente perturbador y abominable oír a un hombre brillante diagnosticar convenientemente de forma equívoca un escándalo tan terrible".
Las declaraciones del Papa sugieren que la Iglesia Católica vive cada vez más fuera de la realidad, en una peligrosa anacronía o una perversa Disneylandia cuya fachada y simulacro pobremente ocultan la enorme conspiración criminal que sus miembros más prominentes han mantenido por cientos de años.