El documental más esperado en años por la comunidad psicodélica se estrenó hace un mes y ahora puede ser visto en internet (después del brinco) o pedirlo en DVD aquí. 'DMT: The Spirit Molecule' cuenta con una serie de nuevos sabios, psiconautas y científicos en las fronteras del conocimiento, libres de las constricciones del mainstream que se aventuran a explorar los límites de la conciencia y regresar con las joyas que se ocultan detrás de las puertas de la percepción. Probablemente no exista en la actualidad un vehículo que desafíe más la estructura de la realidad y los paradigmas psicosociales que una dosis de DMT: su velocidad y su intensidad lo hacen la bomba nuclear de los psicodélicos. Como dice uno de los voluntarios del Dr. Rick Strassman que aparece en el documental: son 1000 años en 15 minutos.
El documental parte fundamentalmente del trabajo del Dr. Rick Strassman y el filósofo y etnobotánico Terence Mckenna. Strassman es la única persona que ha conducido experimentos científicos con esta misteriosa molécula enteógena, que llama la mólecula del espíritu, en las últimas décadas. Mckenna es el responsable de popularizar el DMT en la cultura popular-underground: como dice Erik Davis en el documental, Mckenna creó el meme del DMT y antes de que las personas experimentaran con esta sustancia el concepto ultrapsicodélico del DMT ya se había viralizado encendiendo la lámpara de la imaginación colectiva (según Terence el DMT manifiesta claramente que la existencia de la consciencia incorpórea es una posibilidad real y que la evolución humana tiende a la materialización del espíritu).
La atracción por este psicodélico se incrementa debido principalmente a dos cuestiones: que este compuesto químico es fabricado de manera natural en el cuerpo humano y a que produce en las personas que lo consumen una serie de visiones arquetípicas, consistentemente similares, que nos acercan a una nueva mitología que enlaza el pensamiento religioso de la antigüedad con el nuevo tecnomisticismo como un arco diamante de fractales.
En el documental podemos ver esbozadas diversas teoría sobre por qué el cerebro genera DMT y qué es lo que hace esta sustancia (uno de los misterios más grandes de la neurociencia moderna). Por una parte el DMT es molecularmente similar a la serotonina y cumple con todas las condiciones para ser un neurotransmisor. Pero esto no responde a la pregunta de por qué está ahí el DMT y qué está haciendo (no ayuda que sea ilegal estudiarlo). El Dr. Rick Strassman cree que el DMT podría ser sintetizado en la glándula pineal, ya que ésta tiene todas las enzimas y los precursores necesarios para hacerlo (Dennis Mckenna dice que en realidad todos los seres vivos de la naturaleza en teoría tienen las bases químicas para sintetizar DMT y que este podría ser el elemento básico del lenguaje de la naturaleza).
La glándula pineal históricamente es el centro espiritual del organismo humano, asiento del tercer ojo. El mismo Descartes, padre del racionalismo, escribió que la glándula pineal secreta espíritus, algo que fue recibido como un desvarío, pero que a la luz de la nueva ciencia podría ser un momento de suma claridad. Strassman cree que es posible que la secreción de DMT vaya de la mano de las visiones religiosas reportadas por místicos desde los albores de la historia. En el documental incluso se explora una interesante posibilidad: que la glándula pineal controle la entrada y salida del espíritu al cuerpo; esto explicaría la similitud entre las experiencias cercanas a la muerte y los viajes de DMT. Esto se refuerza ante el hecho de que la glándula pineal se detecte en el feto humano a la séptima semana, lo que es equivalente a los 49 días que se dice en el Bardo Thodol (Libro Tibetano de la Muerte) tarda un alma en reencarnar.
Una teoría adaptada al argot neomístico, relaciona a la glándula pineal con el concepto de stargate, un portal dimensional a través del cual entidades extraplanetarias o interdimensionales pueden acceder a este mundo o a una conciencia en particular. Robert Anton Wilson, el autor de Illuminatus!, conecta la experiencia mística de Aleister Crowley de canalizar a la entidad conocida como Aiwass con la glándula pineal o tercer ojo a través de la simbología de la estrella plateada, astrum argentum, que simboliza a Sirio, fundamental en la cosmovisión de Crowley, la cual sería también el tercer ojo, el ojo en la pirámide. ¿Puede ser la glándula pineal un microcósmico stargate incluido en la biotecnología humana, capaz de entrar en contacto con el mundo de los espíritus? Esto podría explicar las constantes visiones reportadas de entidades extraterrestres por los usuarios del DMT o la teoría del matemático Cliff Pickover de que en la antigüedad la producción natural de DMT detonó las visiones místicas de los profetas, incluyendo la visión de la zarza ardiente de Moises y la "nave espacial divina" de Ezequiel.
El hermano de Terence Mckenna, Dennis nos encamina a otro aspecto notable del DMT, su incomparable capacidad de producir visiones religiosas de unidad cósmica. Mckenna dice que es una "pastilla instantánea de supremas realidades metafísicas" y se mistifica en por qué el ser humano tiene un "detector de la divinidad en el cerebro".
Otros de las temas del documental es explorado por Douglas Rushkoff, la importancia de saber regresar de los mundos hiperdimensionales del DMT con información que pueda ser útil para navegar estas realidades, algo como no sólo entrar al palacio de la sabiduría de William Blake en el relámpago atónito del umbral, sino también saber robar las joyas de la princesa y mantener en la pupilas el sueño divino después de despertar... en un sentido práctico utilizar esta sustancia como medicina. Algo para lo que tal vez sea más adecuado la ayahuasca, la medicina amazónica tradicional cuya sustancia activa es el DMT, y que alarga y permite asimilar las visiones de la dimetiltriptamina.