Un bizarro episodio más se ha manifestado en el siempre lúgubre Vaticano. Pero en este caso se trata de un espectáculo que seguramente hizo regocijar a monjas, obispos, cardenales, y curas, ya que un grupo de atléticos acróbatas italianos presento un número en el que tras retirar sus camisas y dejar ver sus musculosos tórax y sus ajustados pantalones procedieron a formar una torre humana.Ante la visible incomodidad de Benedicto XVI contrastando con las miradas poco templadas de una buena parte de la concurrencia, los Fratelli Pelligrini (como se hace llamar el grupo) desplegaron sus habilidades corporales con motivo del Congreso Internacional Pastoral a favor del circo.