Este problema involucra encontrar la ruta más corta que le permita a un vendedor llamar a la puerta de todas las locaciones a las que tiene que visitar. Las computadoras resuelven el problema comparando la longitud de todas las posibles rutas y escogiendo entre todas estas la más corta. Las abejas logran de manera inmediata la misma solución. Como el vendedor, las abejas también usan energía para llegar a cada flor y deben de administrarla, es por esto que la naturaleza las ha hecho expertas en encontrar la ruta más rápida con una precisión matemática, y eso que tienen el cerebro del tamaño de una semilla de pasto.
Los investigadores, que usaron flores artificiales para probar el comportamiento de las abejas, aún no saben del todo cómo es que las abejas logran maximizar sus rutas sin una computadora y con un procesador de data diminuto y creen que se podría imitar su sistema para crear redes urbanas que distribuyan el tráfico.
Via Guardian