Uno de los videos más hipnóticos al interior de la fórmula cósmica del matemático francés Benoit Mandelbrot: mandalas brotan del tejido autorreferente del universo. En cada ojiva una nueva catedral. El infinito está dado en que cada cosa está constituida por sí misma infinitamente: una sola cosa existe.
Aplicando la fórmula zn+1 = zn2 + c a un plano complejo se forma la imagen característica del conjunto de mandelbrot ("se ve como un hombre, como un gato, como un cactus, como una cucaracha, nos recuerda casi todo lo que está vivo y sin embargo es en sí misma única y nueva"). Si nos acercamos (zoom) a ciertas partes de la imagen reaparece en miniatura la imagen total. Un mismo motivo aparece a distintas escalas, a un número infinito de escalas. En este caso se ha hecho una aplicación para que el conjunto de Mandelbrot pueda apreciarse de forma tridimensional.
Dose Nation dice: "Es como volar adentro de una catedral fractal de DMT. Quiero vivir ahí. (¡Bueno tal vez no con la banda sonora para siempre!".
La música casi un loop, una variación sobre el mismo tema, es una especie de Steve Reich copula con los elfos mecánicos trandimensionales de Terence Mckenna (que se derriten en mantrams, por las paredes de la catedral). Aunque difícil de aguantar por mucho tiempo, transmite esta sensación de vagar por la memoria de la máquina donde se construye el programa de realidad virtual, cuya arquitectura informática está construida con fractales.
En los yantras, en esas cuerdas, llanto (psicodélico) y campanas... Casi como aquel objeto hiperdimensional ensoñado al final del tiempo atrayendo desde adentro de la piel fugaz del espacio. El Mandelbox: adentro de una caja están todas las cajas.