Los experimentos de la CIA sobre prisioneros para refinar técnicas de tortura

No es una novedad la acusación contra la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) de desarrollar sofisticados procedimientos de tortura para aplicar a sus prisioneros. Sin embargo, ayer una corte inglesa publicó un informe en el que se detallan prácticas de experimentación que utilizan agentes de la CIA con el objetivo de refinar sus tortuosas técnicas.

En particular, el informa narra los procedimientos que presenciaron agentes británicos de contrainteligencia, que miembros de la CIA ejercieron contra Binyan Mohamed:

“Se reportó que una nueva serie de entrevistas estaba siendo llevada a cabo por autoridades de Estados Unidos antes del 17 de mayo de 2002 como parte de una nueva estrategia diseñada por un experto entrevistador. Binyan Mohamed había sido sometido a una continua privación del sueño y los efectos de esta práctica estaban siendo cuidadosamente observados”.

Llama la atención como las prácticas de la CIA nos remiten invariablemente a aquellas ejercidas en los campos de concentración por los investigadores de los nazis (curiosamente existen investigaciones que confirman la contratación de ex mandos del ejército de Hitler por parte de la agencia estadounidense).

Supuestamente desde que los doctores nazis que experimentaron con prisioneros fueron juzgados en Nuremberg, Estados Unidos, y en general la comunidad internacional, ha favorecido la creación de ciertos estándares éticos que deben considerarse en cualquier experimento que involucre a seres humanos. Sin embargo, el hecho de que varios detenidos por el ejército estadounidense hayan descrito los procedimientos de “interrogación” a los que fueron sometidos, coincidiendo en que fueron observados y analizados detenidamente, sugiere que estaban siendo utilizados en experimentos psicofisiológicos que permitían a sus captores refinar técnicas de interrogación y tortura.

A finales de los setentas, salió a la luz uno de los experimentos más denigrantes que se hayan realizado contra seres humanos, el famoso Tuskegee Syphilis Study. Conducido por el U.S. Public Health Service se analizó el efecto de la sífilis en los organismos de 400 afroamericanos, habitantes de regiones rurales en Estados Unidos. Los “sujetos de estudio” no fueron alertados que padecían dicha enfermedad y tampoco fueron tratados con ningún tipo de medicamento. En cambio, los doctores participantes se limitaron a observar y documentar los efectos de la enfermedad en los organismos infectados, y aparentemente la idea era esperar hasta que el último sujeto hubiese muerto. A raíz de que este experimentó fue filtrado a la opinión pública, el gobierno de estados Unidos pujó por endurecer radicalmente las normas que regulan la experimentación humana.

Probablemente se debe a estos antecedentes, aunado a la vileza natural del acto, que la revelación de este reporte ha generado tal indignación y molestia alrededor del mundo. De alguna forma confirma la hipócrita retórica del gobierno estadounidense en cuestiones ligadas al trato de prisioneros de guerra y técnicas de “interrogación” que aplica a los detenidos. En síntesis, parece que el “sueño americano” aún no logra demostrar un genuino respeto por la dignidad humana a pesar de sus históricos esfuerzos por construir una imagen, a través de la manipulación via mass media, de justicia, respeto, y libertad.

via Alternet

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