Un deja-vu de la guerra fría pasando por toda la imaginaria de una película de James Bond ha sido representado en la realidad con el reciente arresto de 10 espías rusos en Estados Unidos. Seguramente el director de esta película hubiera casteado a una mujer pelirroja para representar a la atractiva espía rusa encargada de seducir a políticos y empresarios para obtener información confidencial.
Los medios de Estados Unidos ya se refieren a Anna Chapman, una rusa de 28 años de pelo rojo fuego, (aquí se pueden ver fotos de su característica cabellera roja) que se hacía pasar por entrepreneur, como la infaltable femme fatal de este grupo de agentes y publican las fotos de este bella espía obtenida de las redes sociales como si fuera la nueva chica del momento.
Los espías son acusados "buscar y desarrollar lazos en los círculos de toma de decisiones políticas en Estados Unidos" y mandar informes de inteligencia. Aun así, no parece muy claro qué tipo de información recopilaban exactamente, ni si consiguieron ninguna especialmente relevante. Por eso los cargos que pesan sobre ellos no son excesivamente graves: lavar dinero y ser agentes infiltrados ilegalmente.
Mientras se reviven las aventuras secretas de épocas pasadas, el gobierno ruso ha puesto en duda la autenticidad del caso, poniendo en duda que las 4 parejas infiltradas viviendo el sueño americano y los otros dos agentes en realidad fueran espías.
Por una parte la forma en la que fueron detenidos parece bastante ingenua para un grupo de superagentes que llevaban a cabo una operación secreta y que contaban supuestamente con un manejo de alta tecnología. Particularemente Anna Chapman, a quien describen como una astuta espía, fue engañada por un agente del FBI que se hizo pasar por un espía colega el cual la iba envíar a una nueva misión. Según los federales, la escurridiza Anna habría comprado un teléfono con el nombre de Irine Kustiv y con la dirección de "Fake Street 99", algo que difícilmente hubiera hecho Mata Hari, con quien se compara a Anna.