Como si se tratará de comprobar que el alma de la arquitectura habitacional se encuentra atrapada en un microchip quizá ninguna obra fotográfica interprete la naturaleza fractal de la densidad urbana, con tal estética, como el trabajo de Michael Wolf.
La rítmica inserta en la intimidad del microcosmos citadino (y lo micro es macro... as above so below) se desdobla en risueños patrones multicromáticos que, con un poco de suerte, pueden inducir verdaderos estados hipnóticos en la psique del espectador. La sobrepoblación, un fenómeno esencialmente aterrador, se convierte de la mano de Wolf en una especie de seductor código que juega con la mirada y sugiere reflexiones profundas en torno a la existencia urbana.
Al observar estas fotografías pareciera que estamos frente a una pantalla de celebración, tras haber ganado una especie de pin ball genético, y que finalmente podremos decodificar la esencia geométrica de la vida cotidiana en el siglo XXI. La estética vorágine del día a día en Hong Kong queda plasmada en la obra de este artista, y nosotros nos convertimos en testigos de un fenómeno ciertamente mágico: el como la repetición, los ritmos y patrones se manifiestan en un orden divino inmerso en un caos que es, culturalmente, angustiante.