Inspirada en eventos reales, que parecen ya tan comunes en la vida de esta generación de autores, cuentan que Lucien Carr, compañero de Allen Ginsberg en la Universidad y amigo de los tres, mató a David Krammer en 1944. En una pelea de borrachos lo apuñaló, según algunos en defensa propia, y luego botó su cuerpo en el Hudson River (mítico río neoyorquino al que Lou Reed dedicó su último álbum “Hudson River Wind meditations”).
Más tarde Carr les confesaría el crimen a Burroughs primero y luego a Kerouac. Ninguno de su amigos lo reportó a la policía. Cuando Carr confesó, Burroughs y Kerouac fueron arrestados como cómplices, suceso que, según los rumores, terminaría por consagrar la adicción de Burroughs a la morfina.
Burroughs firma el manuscrito como William Lee, un pseudonimo que luego usará para firmar su primer libro publicado “Junkie”, y escribe el punto de vista del personaje “Will Dennison”, mientras que Kerouac, quién firma “John Kerouac” le da voz a “Mike Ryko”.
Hay distintas versiones sobre el titulo, pero la más común es que hace referencia a una frase que oyó William Burroughs en la radio un día que hubo un fuego en St Louis, el locutor se atacó de la risa al leer esta linea: And the Hippos Were Boiled in Their Tanks (Y los hipopótamos fueron hervidos en su tanque).
Durante años Burroughs no consideró que la obra fuera digna de rescatar y mucho menos de publicarse pese a los intentos de Kerouac y otros amigos. El buen William murió en 1997, y tras su muerte su pareja, James Grauerholz, fue designado el encargado de disponer de sus obras sin publicar. Para entonces era amigo de Lucien Carr a quien le prometió no publicar el manuscrito mientras estuviera vivo. Carr murió en 2005.
“And the Hippos Were Boiled in Their Tanks” nos abre otra ventana más a la realidad beatnick, a las anécdotas del sensible gore literario, a su experimentación con la fiesta repleta de sustancias. Finalmente hace un par salió una edición publicada por Penguin Books. Yo me acabo de enterar de su existencia esta semana y ya lo pedí para poder deleitarme con otra pieza de estos exquisitos y problemáticos hedonistas.
Autor: Mitsy Ferrant / Colaboradora PS