El formidable vuelo nupcial del colibrí

El colibrí es el pájaro del sol (Huitzil), de la seducción, pero para el macho de esta especie conquistar a su pareja no es fácil. La mayoría de los colibríes se destacan por su intrépida navegación aérea, volando de reversa a velocidades desafiantes y aterrizando en flores con precisión que embelesa y enamora. Rey del jardín, libando el polen primaveral. Sin embargo para este tipo de colibrí el vuelo es más difícil, aunque no por ello menos trascendente.

Equipado con una cola de plumas como flores o discos azules cuyo peso proporcional es enorme, el macho debe equilibrar su oneroso helicóptero (la nave de helio) para probar a la hembra (para quien volar es sencillo) su capacidad de elevación, como dote erótico. A duras penas pero lo logra y en esos breves instantes detiene el tiempo y atrapa la atención de su pareja como si disparara flechas numinosas de sus plumas.

No son pocas las especies que deben de volar para seducir a su pareja, entre ellas las termitas; en realidad la metáfora aplica para la mayoría de las especies , incluyendo el hombre, que debe de mostrar su capacidad de volar, como quien abre campos de posibilidades en el espacio, e invita, guíando, al covuelo de la cópula: la cosmogénesis.

El vuelo nupcial de las termitas

Seducción a tráves de la luz: la vida sexual de las luciérnagas

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