La ketamina, conocida popularmente como vitamina k o special K (no es el cereal con el que se inicia en el kukuxklan, más un avatar farmacológico de Kafka en el proceso de metamorfosis interdimensional), es un potente disociativo usado principalmente como anestesia para animales (y recientemente por jóvenes que buscan tener experiencias cercanas a la muerte, donde se detiene el tiempo, inicia la telepatía con seres de los calabozos intergalácticos, y se puede mirar a través de un agujero de gusano). Es esto lo que se llama un k-hole, un hoyo de ketamina, un trance como por oquedales del roquefort del más oscuro lado de la luna: (donde los aliens grises tiene bases de programación mental y te sodomizan con la yegua nocturna de las pesadillas). El lugar donde cayó accidentalmente Bradley Weafer.
Bradley Weafer, un hombre de 38 años, de Cambpell River, en British Columbia, Canadá, recibió 63 mil dólares por parte del Hospital General de Vancouver, luego de que recibiera una sobredosis de ketamina mientras se reuperaba de cirugía en la espalda.
"Me sumergí en unos túneles negros en los que nunca había estado. Personas me jalaban los pies, todo negro, oscuro, terrorífico, vi mi vida flashear en frente de mi. Vi a mi madre, sentí como nacía, ví todo lo bueno y malo, luego salí disparado al cielo y me rodeaba una luz blanca bañándome, salí disparado más allá de las nubes y vi está figura a la derecha con un capa blanca, pero no me dejaba verle la cara. Estaba llena de brillante luz blanca. Era tan alto como un edificio de oficinas, más grande que cualquier edificio que haya visto".
Weafer reportó más viajes como estos, entre túneles y raros intrusos infernales hasta surgir por colinas blancas profusas de luz hasta que éstas se conviertieron en unos doctores.
La ketamina fue popularizada por el Dr. John C. Lilly, que la usaba como una especie de telepatina en sus intentos de comunicación intraespecie con delfines, así como en los tanques de aislamiento, con la intención de reprogramar la biocomputadora humana. Lilly la bautizó "vitamina k".
Según Terence Mckenna, las drogas tienen un campo morfogenético propio, cada una cuenta con un complejo paisaje mitológico que almacena las experiencias de sus usuarios, en el caso de la ketamina, este campo es un oscuro paraje interdimensional como un túnel donde los habitantes suelen ser caballos, gatos, rinocerontes, y uno que otro humano extravíado.