Cocinas de cocaína: tu comida gourmet servida por tipos drogados

El chef está hasta el huevo, diseñado platillos glam con adrenalina: viernes: cocina, prisa, pastillas, caviar y cocaína. En el lifstyle neoyorkino permeado de escaleras de celebridades, de modelos furtivas en los baños y en los privados del staff, los chefs y los aspirantes a chefs y los cocineros explotados consumen drogas para mantenerse despiertos, alertas, al filo del cuchillo, escalando. La cocina es un lugar magnético.

Esto es lo que relata el ex chef y ahora blogger de The Daily Beast, Jason Sheehan, un cabeza de cocaína que trabajó más de 10 años en restaurants de lujo. Según él, aunque parece tener una pluma alegre, el 95% de los empleados de cocina se drogan. Es lo mismo que preguntarle cúantos usan cuchillos. La cocina es un lugar magnético. Sexo, drogas ¿y verduras?

Según Sheehan, y ciertamente no es el único, los chefs están cableados para las drogas (como los italianos para la mafia o los abogados para el alcohol). Es algo que tiene que ver con el ambiente de la cocina, con el placer y los sentidos, los lugares reducidos y las drogas y el sexo. Tal vez sea que los cocineros son kinky, tal vez sea que viven para los estímulos.

Sheehan dice: "Ser un cocinero o un chef significa estar en el negocio del placer, después de todo; significa ser el tipo de persona que está hecho para experimentar y para los excesos. Quieres servir lo bueno, pero primero debes de saber que es lo bueno. Tienes que estar dispuesto a probar todo al mismo tiempo -una lección que tiene una tendencia a viajar fuera de los confines de la cocina".

"No hay tanta diferencia en la primera vez que pruebas un ostión, el primer día en la universidad, el primer shock salado del caviar, la primera vez que un toque se cruza por tu camino".

Así que no es de sorprenderse que entre más exclusivo sea tu consumo de alimentos, en restaurants de alta cocina, más arriba estén los cocineros, entre más caro el platillo probablemente más drogas de por medio. Ese postre psicodélico roceado de islas de azúcar podría deslizar un poco de polvo mágico. Pero finalmente el sabor es lo que cuenta, lo que hay detrás sólo es

Próximamente una nueva película llegando a tus restuarant preferido, escrita por el blogger chef Jason Sheehan, parafraseando a Peter Greenaway: The Cook, the Coke: His wife and His Oven.

The Addicts In the Kitchen (The Daily Beast)

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