James Lovelock, el padre de la teoría de Gaia: Es demasiado tarde, el cambio climático es indetenible

Miles de millones de personas morirán. No hay forma de detener el cambio climático. Esto es lo que concluye James Lovelock, en su último libro "Tha Vanishing Face of Gaia". Pero para algunos la vida en la Tierra continuará en islas paradisíacas (aunque moderadas) de alta tecnología y refinación ecolológica; habremos aprendido a vivir en comunión con la inteligencia planetaria y en armonía con el medio ambiente.

James Lovelock cobró notoriedad por ser el primero en formular una teoría científica en la que se aborda una intuición profunda en el pensamiento humano: que el planeta está vivo y es un organismo complejo en sí mismo. Lovelock formuló esta hipótesis, que en la actualidad es ya una teoría, mientras trabajaba como consultor de la NASA, en la decada de los 60's.

Por otra parte, Jame Lovelock inventó el detector de captura de electrones, que permitió detectar componentes tóxicos en regiones tan remotas como la Antártida. El trabajo de Mario Molina, que le llevó al premio Nobel, fue inspirado en el trabajo de Lovelock. En los últimos años Lovelock se ha constituido como una de la voces más radicales de conciencia sobre el desastre climático al que nos avecinamos.

Lovelock cree que para el año 2100, el 80% de la humanidad perecerá y sólo algunas parejas progenitoras podrán sobrevivir en el Ártico, donde el clima será tolerable. Entonces nos alimentaremos de comida sintetizada del CO2, del nitrógeno, del agua y algunos minerales. Algunos aminoácidos y azúcares simples podrán ser usados para alimentar a ciertos animales.

La situación de la "nave espacial Tierra" es fatídica, ya que según Lovelock hemos llegado a un impasse: una reducción masiva de carbono, al también reducir la densidad de partículas de aereosol, podría ser, paradójicamente, letal.

"Si se redujeran el 100% los combustibles fósiles, se podría volver más caliente y no frío. Vivimos en un clima desquiciado. Estamos condenados si seguimos quemando combustible y estamos condenados si dejamos de hacerlo súbitamente".

La visión pesimista de Lovelock contrasta con la cargada que ha recibido la recientemente aprobada ley Waxman-Markey de cap-and-trade. En la que algunos ven un inteto legítimo del gobierno de Obama por atacar el problema del cambio climático. Para Lovelock y para Greenpeace y Friends of the Earth esta ley es completamente insuficiente.

"El comercio de carbono , con sus enormes subsidios gubernamentales, es justo lo que quieren las finanzas y la industria. No va a resolver nada del cambio climático, pero si generará mucho dinero para muchas personas y postpondrá el momento de lamentarse", dice James Lovelock.

Y según Greenpeace:

"Apoyar una ley como esta es abandonar el liderazgo verdadero nescesario para un momento crucial como el que atravesamos. Simplemente no tenemos tiempo para una lesgislación tan débil".

La ley Waxman-Markey propone marcar un tope y penalizar fuertemente las emisiones de carbono excedentes y el gasto de energía. Según el proyecto de la ley, la meta es que para el 2020 Estados Unidos llegue a reducir en un 5% menos el nivel de emisiones contaminantes que tenía en 1990. Algunos la han llamado una ley heroica, otros se quejan de que pegará a la clase media y a la clase baja, con instalaciones eléctricas obsoletas, que serán objeto de altos impuestos; en Europa se quejan de que la ley pondrá en desventaja a sus naciones más ricas en el comercio con China, ya que ellos se han puesto la meta de reducir el 30% para el 2020.

Por otra parte algunos dicen que esto no es significativo sin que Brasil, India, China y otros países en desarrollo hagan un compromiso similar o mayor.

La ley Waxman-Markey, aprobada por el Congreso, sera discutida por el Senado de Estados Unidos en otoño.

Pero para Lovelock todo esto es mezquino o hasta absurdo, según él hemos pasado el punto de inclinar la balanza hacia algún lado, estamos ya en una pendiente que será cada vez más empinada.

Lovelock señala que todas las supercomputadoras del IPPC ( International Panel on Climate Change) han subestimado todos los indicadores de tendencias del cambio climático. Particularmente en el caso del aumento del nivel del mar, el cual ha duplicado las predicciones del IPPC.

El nivel del mar es para Lovelock el indicador de cambio climático más significativo. Dado que existen una enorme serie de variables y una infinidad de interacciones complejas dentro del sistema de Gaia (el planeta Tierra), Lovelock argumenta que es mejor concentrarse en la observación de los océanos que en monitorear las fluctuaciones anuales de temperatura. "El nivel del mar es el verdadero termómetro del calentamiento global", dice Lovelock.

Según Lovelock, la Tierra, como la evolución misma, no se comporta de una manera lineal, sino sufre discontinuidades y grandes saltos en su trayecto: "La historia de la Tierra y de modelos climáticos simples basados en la noción de un planeta vivo y responsivo sugieren que que el cambio repentino y sorpresivo es más possible que la suave curva ascendente de tempertura que predicen la mayoría de los modelos para los siguientes 90 años".

En la Teoría de Gaia Lovelock establece que la Tierra es un superorganismo, compuesto por una red viviente de organismos que a través de su interacción conforman el delicado equilibrio de la biosfera. En la visión de Lovelock (cuyo apellido traducido al español significa rizo o engarce de amor) el planeta es un ser vivo posiblemente inteligente ( su inteligencia es la evolución misma), una unidad de la cual todas las formas de vida son parte, que se reproduce autorreferencialmente a través de la autopoiesis y se autorregula para mantenerse en homeostasis. De la teoría de Lovelock se desprende una nueva version del antiguo entendimiento de la Tierra como una especie de diosa maternal. En este caso una diosa biológica que vive complejos procesos evolutivos a través de su interacción con las especies que genera.

La realidad es que nadie sabe bien a bien hasta cuándo se podrá empujar nuesto modelo de vida, particularmente si queremos mantener el suntuoso lifestyle que lleva una pequeña parte de la población, siempre anteponiendo razones económicas a acciones drásticas que transformen significativamente el modelo global, en la procrastinación tan característica del ser humano. Ciertamente parece que no puede durar para siempre y que incluso la colisión se acerca, la catástrofe de recursos naturales o el despertar de la furia telúrica en la forma de desastres naturales.Todas las predicciones del calentamiento global están hechas a través de modelos computacionales que difícilmente pueden incluir todos lo factores de un sistema tan complejo como el que habitamos. No tenemos un modelo científico infalible, e incluso podría ser que la ciencia humana más avanzada no logre abarcar las posibles transformaciones de nuestra interacción planetaria con el universo. Pero no queremos ser apocalípticos, ya que la vida de alguna u otra forma, con o sin nosotros, sigue (las posibilidades son infinitas: en una de ellas somos parte indivisible de la conciencia universal). Quizá lo más sabio sería adaptarnos e intentar armonizar hasta donde podamos con el planeta sin guardarnos nada en el tintero, confiando en nuestra capacidad (sea o no muy tarde, el futuro podría cambiar) y que en esa medida nos cobije la infinita madeja de la vida y Gaia responda a nuestro sincero esfuerzo. Para que así no tengamos que decirle adiós al cielo azul de nuestra nave planetaria, como dice Lovelock:

"Sobrevivir y existir de una forma que lleve a una evolución más allá de nosotros, hacia un animal más sabio e inteligente: una posibilidad".

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