Los temerarios saltadores tribales de bungee en Vanuatu

Más de quince siglos antes de que los deportistas extremos de occidente encontrarán una adrenalínica diversión en saltar de plataformas ubicadas a gran altura, sostenidos por ligas, entre las tribus de Vanuatu ya era popular esta practica.

Esta isla ubicada al sur del Océano Pacífico, cerca de Fiji y Nueva Guinea, replica anualmente, durante la festividad conocida como Naghol, el ritual de lanzarse al vació sostenidos por largas lianas o raíces que permiten a los osados isleños sostenerse en el aire luego de brincar. Las temerarias torres están construidas exclusivamente con elementos naturales: maderas, bambú, raíces y hojas.

Las plataformas sostenidas a una altura que ronda los 30 metros, sirven para que los hombres de la tribu se entreguen a la gravedad en una especie de reverencia a la madre tierra, agradeciéndole el año de cosecha que cierra y pidiéndole por un buen ciclo de cultivo para el periodo que comienza. En cuanto el saltador en turno abraza el aire, el resto de la tribus, siempre expectante, comienza a generar frenéticos sonidos que animan y celebran el agradecido valor de aquel que esta saltando.

Antes de brincar, se acostumbra que el aerocalavadista salde cualquier tipo de cuenta emocional pendiente, son sus amigos y familia, aceptando la posibilidad de que muera en el ritual. Después de que los hombres de la tribu han terminado de saltar, el último lance se reserva al más experimentado de todos. Una vez que este ha concretado su reverencia, y su cabeza ha quedado suspendida frente a la madre tierra, se detona una explosiva fiesta donde todos los miembros bailan, cantan, y devoran decenas de cerdos salvajes.

Vía Environmental Graffiti

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