Twitteratura: los grandes clásicos de la literatura comprimidos en 20 tweets

La gran editorial Penguin, en su filial neoyorquina, ha apostado por el formato más revolucionario para las obras maestras de la literatura: Twitter.

Hemos visto como esta herramienta de comunicación hace justicia en Guatemala, como es la mirilla más real e inmediata a la crisis pos electoral en Teherán; también vimos como los 140 caracteres están revolucionando narrativa en Japón. Hoy, vemos como la filial en Nueva York de la prestigiosa editorial ha encargado a dos jóvenes transformar a un formato mínimo y sucinto las obras de Dante, Shakespeare, Stendhal y Joyce. La twitteratura (Twitterature en inglés) es la idea de dos norteamericanos de 19 años que, (como en casi todo los casos de éxito digital-comercial), estaban solazando en sus dormitorios y después de mucho maquinar, tuvieron una idea. Emmet Rensin y Alex Aciman, exprimiendo sus jóvenes cerebros, llegaron a la conclusión que la literatura es uno de los sostenes de cualquier generación. Aún así, pensando en su realidad inmediata, coincidieron en que Twitter, también, era un pilar de los tiempos corrientes, como paradigma del síndrome de atención crónico y la cascada informática perpetua. Así, decidieron contraer la alta literatura en 2800 caracteres y formar un nuevo formato de presentación para las obras literarias. Los jóvenes declaran, desenfadados, que ellos serán los encargados de las versiones ‘twitteras’ y que buscarán mantener “la calidad literaria para apantallar a la blogósfera” de la mano de la ambición comercial para “bombardear al mercado.” Será en verano cuando veremos el resultado de la contracción de La tempestad de Shakespeare a 20 tweets y decidamos si nos falta un poquito más, o no. Ante la nota, no podemos dejar de reflexionar un poco ante la instauración de la inmediatez. ¿Cómo se podrá llenar el hueco de más de 500 páginas de Ulises? ¿Cómo se podrá hacer entender el valor de la cultura y la lengua en 2’800 caracteres sintetizados por dos jóvenes con leves pretensiones literarias y una desmedida ambición económica? ¿Qué función social (de disolución de tiempo, disparador de imágenes, construcción de mitos) puede llegar a tener un resumen, comparado con una obra total? ¿Qué piensan los editores de Penguin sobre la riqueza lingüística? El qué dice importará cien veces más que el cómo lo dice y que el por qué lo dice como lo dice. Aún así, y pese a todos los detractores que tendrá esta idea, (este humilde autor incluido) vale la pena pensar que este cambio tecnológico, como muchos otros en la historia, se acabará consolidando como un género en sí mismo. Es decir, las diferentes versiones en Twitter de Finnegan’s Wake por ejemplo, serán juzgadas, en tiempo real, por miles y miles de lectores que tal vez nunca, de no ser por estos microrrelatos, se habrían acercado a la obra. Habrá que ver. Via The Guardian Twitterature (Sitio oficial)

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