¿Qué está pasando con el concierto de Bad Bunny en México?
Sociedad
Por: Luis Guillermo Pérez Rosales - 12/09/2025
Por: Luis Guillermo Pérez Rosales - 12/09/2025
El DeBÍ TiRAR MáS FOToS World Tour ha tenido un éxito arrollador. Anunciado en enero de 2025 con 24 fechas, pronto tuvo que ser ampliado a 50. Batió récords con 2,600,000 entradas vendidas tan solo en la primera semana de preventa.

Para cuando se anunciaron las fechas en México, las redes simplemente explotaron. Se registraron al menos 3,000,000 de personas ingresando a la página oficial de venta de boletos, buscando hacerse de un lugar. El resultado: fanáticos de 77 países se darán cita en Ciudad de México para las 8 fechas que se presentarán en el Estadio GNP (el ex Foro Sol, para generaciones añejas).
Todo parece ser miel sobre hojuelas: Benito Antonio mantenía el equilibrio entre el estadio, los fans y la productora. Pero todo cambió cuando la nación del fuego atacó… Y es que desde la semana pasada se anunció la introducción de “La casita” para el espectáculo en México.
"La casita" es un segundo escenario que utilizado durante las presentaciones de No me quiero ir de aquí, la residencia musical de Bad Bunny en Puerto Rico que sirvió para interpretar versiones distintas de sus canciones, algunas acústicas, otras alternas, y amenizar junto con invitados especiales, así como para recibir amigos durante el show.
Sin embargo, que en México se haya decidido montar dicho escenario causó un gran malestar entre buena parte del público asistente, expresado sobre todo a través de redes sociales. ¿La razón? "La casita" presentará un bloque que se antoja será memorable, pero situado justo en medio de la Sección General B, lo que permitirá a los fans que pagaron un boleto de menor precio una mejor vista del espectáculo.

Tradicionalmente, el costo de los boletos va asociado a la calidad de la experiencia que el espectador tiene en el recinto. Desde que la creación de los primeros teatros modernos (antes de la implementación de tecnología de amplificación de sonido) la mejor experiencia se obtenía al estar cerca de los intérpretes y de la orquesta. Posteriormente, los recintos fueron arquitectónicamente perfeccionados para mejorar la acústica hacia los palcos, que permitían que las élites no se mezclaran con el resto de los asistentes.
Estos lugares preferenciales eran un privilegio exclusivo de la aristocracia, ya que la composición y producción de las formas artísticas a presentar era consumida y sufragada por mecenas de la nobleza y por tanto, respondía directa y exclusivamente a los intereses estéticos de la clase dominante.
A partir de la Revolución Francesa, la clase media cobró relevancia económica, política y social que tuvo como consecuencia que la burguesía desplace a la aristocracia en los lugares de honor con mejor experiencia al espectador.
El antecedente en México lo encontramos en el Reglamento para los Teatros, expedido por el Ministerio de Gobernación de Antonio Lopez de Santa Anna, en el que se obligaba a que cada teatro del país contara con un palco presidencial para el disfrute de las más altas autoridades del país y sus invitados. Es decir, mantenía una orientación plutócrata.
Actualmente, la distribución de los lugares sigue una lógica mercantilista, que supone que la mejor experiencia se recibe al estar más cerca del artista, lo cual ha sido compensado con la implementación de tecnología de audio y despliegue de pantallas de video que amplifican y distribuyen visuales del concierto para las decenas de miles de asistentes, que a pesar de encontrarse a una distancia que no les permite distinguir con claridad la puesta en escena, se logran sentir parte de la vivencia como conductores de la energía del evento: sonido amplificado, luces de robótica, pirotecnia, dinámicas de integración del público (pasar pelotas de playa gigantes, iluminar la noche con encendedores y recientemente con las pantallas de los móviles) forman parte de la transmisión de la energía del evento, que termina por propagarse y contagiar a todos los asistentes.
En el caso de las presentaciones en México del tour DeBÍ TiRAR MáS FOToS, los precios al público fueron los siguientes:
| Zona naranja C | $ 1,203 |
| Zona verde C | $ 2,129 |
| General B | $ 2,008 |
| Zona naranja B | $ 2,914 |
| Zona verde B | $ 3,722 |
| General A | $ 4,863 |
| Zona GNP | $ 5,784 |
| Los Vecinos (pits) | $ 12,183 |
Sin embargo, algunos sectores se sienten traicionados, específicamente, quienes pagaron más por su boleto. Esto debido a que “La casita” estará colocada justo en medio de la zona general B, de tal modo que quienes llenan la explanada del recinto, con un costo de boleto 5 veces menor al más caro y a la mitad de precio del que normalmente se dispone “más cerca” del escenario, serán beneficiados con una vista privilegiada no solo del artista, sino de un bloque muy importante y significativo del concierto: La parte dedicada a “la autenticidad” del disco que se promociona, la que evoca la escencia de DeBÍ TiRAR MáS FOToS: aquellos días de antaño en compañía de la familia, con sillas dispuestas en el jardín, compartiendo al lado de los seres amados, recuerdos que parecen perderse con el paso de los años y con las ausencias de los que marcaron nuestras vidas y que hoy no permanecen más a nuestro lado.
Al igual que en su momento le ocurrió a la aristocracia, los espacios se re inventan y el acceso tiende a democratizarse. El resultado de la percepción de un evento masivo se encuentra determinada por la asistencia al mismo y si se puede mejorar la calidad de la experiencia a la mayor cantidad de gente posible, pues mejor, ¿no?
"Lenta e inexorablemente la dinámica de clase va imponiendo sus propios valores estéticos y morales a los espectáculos, reinterpretando las narrativas, las ventajas y necesidades del público".
Al respecto de la transición social en el público que atiende a los espectáculos, el historiador William Weber, refiere que no hubo un rompimiento entre los agentes del antiguo régimen y la burguesía, es decir, no se verificó el desplazamiento de una clase por otra, sino que ambas partes se fusionaron para convidar y participar de una misma cultura musical. De esta forma, encontramos que en la actualidad los géneros musicales ya no se asocian directa y restrictivamente a una clase social, sino que son compartidos. Llegando incluso al extremo de que muchas veces los artistas, los grandes exponentes del género, provienen precisamente de clases sociales consideradas en desventaja, por lo que, la inclusión del público en una mayor calidad de la proyección del espectáculo, es una consecuencia perfectamente entendible y hasta esperada.
A pesar de la molestia que provoca que la producción del evento haya dispuesto un escenario secundario, y que los que pagaron costos más altos no podrán disfrutar del mismo modo que si se hubiera implementado en el escenario, debemos de recordar que ambas partes del espectáculo no son excluyentes, pues los bloques se presentarán con acomodo a distintas secciones que permitirán a los fans disfrutar la experiencia con mayor cercanía al artista en distintos momentos.
Y para aquellos inconformes, tienen hasta el martes 9 de diciembre para pedir el reembolso de su dinero.