Zohran Mamdani, el socialista que podría transformar Nueva York y desafiar al poder global
Política
Por: Mateo León - 11/03/2025
Por: Mateo León - 11/03/2025
Zohran Mamdani, político inmigrante, musulmán y miembro de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos, podría convertirse en el nuevo alcalde de Nueva York, marcando un giro histórico en la ciudad más grande de Estados Unidos y en la política progresista mundial.
Su ascenso no es sólo un cambio de liderazgo: es el reflejo de una lucha más amplia entre el poder corporativo y las clases trabajadoras que buscan recuperar la dignidad en una urbe dominada por el dinero.
Nacido en Uganda en 1990, hijo de la cineasta Mira Nair y del académico Mahmood Mamdani, Zohran llegó a Nueva York a los siete años. A los 34, está a punto de hacer historia como el primer alcalde musulmán y el más joven de la ciudad en décadas.
Antes de ingresar a la política, fue activista y trabajador comunitario, ayudando a familias a evitar desalojos. También fue rapero bajo el nombre Mr. Cardamomo, y más tarde se unió al movimiento socialista inspirado por Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez.
Su trayectoria conecta con la diversidad cultural de Nueva York, una ciudad donde la desigualdad económica ha alcanzado niveles récord. “Nueva York no está a la venta”, repite Mamdani, en alusión a su crítica al dominio de Wall Street y las inmobiliarias sobre la vida urbana.
Además, propone un salario mínimo de 30 dólares por hora, mayor inversión en vivienda popular y tiendas de alimentos básicos subsidiados. Todo esto pagado mediante un impuesto fijo del 2% a quienes ganen más de un millón de dólares anuales y un aumento a las grandes corporaciones.
Su lema central —“una ciudad más asequible”— ha movilizado a más de 100 mil voluntarios, canalizando el descontento de una generación cansada de trabajar sin poder vivir dignamente.
El ascenso de Mamdani no ha estado exento de polémica. Algunos sectores conservadores y miembros del Partido Demócrata lo acusan de extremismo. El exgobernador Andrew Cuomo, su rival directo, ha recibido millones en donaciones de multimillonarios como Michael Bloomberg para intentar frenar su avance.
También ha sido criticado por su postura pro-Palestina. El rabino Elliot Cosgrove declaró que “Mamdani representa un peligro para la comunidad judía”, aunque numerosos colectivos judíos progresistas lo han apoyado.
El presidente Donald Trump lo calificó como “un lunático comunista”, advirtiendo que su triunfo “tendría consecuencias”. Mamdani respondió: “Si quieres hablar sobre cómo dificultarles la vida a los neoyorquinos, estaré ahí para enfrentarte”.
El impacto de Mamdani trasciende la política electoral. En sus eventos mezcla idiomas, música y gestos simbólicos: baila salsa en el Bronx, da discursos en árabe, inglés y español, y se integra a comunidades migrantes que durante años fueron ignoradas por la política tradicional.
Su imagen —un político joven, racializado y sin miedo de hablar de desigualdad estructural— se ha vuelto viral. En redes sociales ha logrado construir una narrativa que combina empatía y desafío, conectando con audiencias globales que ven en él una figura de cambio.
Con un presupuesto anual de 116 mil millones de dólares y una población de 8,5 millones de personas, el cargo de alcalde de Nueva York tiene influencia nacional e internacional. Exalcaldes como Bloomberg o Giuliani usaron ese puesto como plataforma hacia la presidencia.
Si Mamdani gana, su mandato podría redefinir la política progresista en Estados Unidos y abrir una nueva etapa para el socialismo democrático en la era de Trump. El senador Bernie Sanders lo resume así:
“Todo el mundo observa a Zohran Mamdani porque su campaña responde a una pregunta esencial: ¿puede la gente común derrotar a los oligarcas en 2025?”
La respuesta se decidirá en las urnas, pero también en la historia.
En su discurso final de campaña, Mamdani afirmó:
“Por demasiado tiempo, la libertad ha pertenecido a quienes pueden comprarla. Los oligarcas de Nueva York son los más ricos de la historia. Pero el 4 de noviembre, los trabajadores, taxistas, cocineros y enfermeras le diremos al mundo que la dignidad no está en venta.”
Sea cual sea el resultado, su movimiento ya transformó la conversación política de una ciudad símbolo del capitalismo mundial. Y quizás, de todo un país.
