Evidencia de que la 'escena sobre el Sena' de la inauguración sí fue una parodia de la 'Última Cena' y de la religión cristiana
Sociedad
Por: Emilio Novis - 08/03/2024
Por: Emilio Novis - 08/03/2024
La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024, que tuvo como evento climático una escena en la que una serie de drag queens realizó un provocador tableau vivant ha generado enorme polémica, luego de que muchos críticos notaran que se trataba de parodia secular de “La Última Cena” de Leonardo da Vinci Esto fue luego negado por los organizadores y toda una ola de opinión pública que parecía confirmar que en realidad era una representación de la fiesta de Dionisos, y no algo con un tema cristiano. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los organizadores por minimizar la semejanza, las obvias connotaciones religiosas del tableau y la misma comunicación de las autoridades y los involucrados sugiere que en realidad el evento sí tenía como referencia el cuadro de Leonardo y el cristianismo.
El tableau en cuestión presentaba una figura central con una corona de halo, flanqueada por drag queens y otros artistas en una escena dramática y festiva. Los críticos rápidamente señalaron su asombrosa similitud con la pintura icónica de da Vinci, que representa la última cena de Jesucristo con sus discípulos antes de su crucifixión. La semejanza no ha pasado desapercibida, y algunos acusan a los organizadores de usar la imagen sagrada para promover una agenda moderna y secular centrada en la libertad, la positividad corporal, la diversidad y la inclusión.
En realidad la referencia a una fiesta pagana, como se encuentra en "El Festín de los Dios" del pintor Jan Hermansz van Bijert, no es excluyente de una referencia también al cuadro de Leonardo. De hecho, el motivo de superponer valores seculares de diversidad y libertad de expresión a lo sagrado para la religión admite perfectamente que ambas obras hayan sido referencias, pues justamente la idea parece ser que la Última Cena se convierte en una orgía queer, en la que emerge como divinidad central Dioniso. La relación entre el cristianismo y el paganismo es la historia de una antigua tensión, justamente ilustrada por la idea antigua de que Pan -el dios de la naturaleza asociado a Dioniso- estaba muerto, precisamente porque el cristianismo lo había elininado.
Una buen análisis de lo sucedido puede verse en este video donde Jonathan Pageau explica los aspectos simbólicos, así como detalla los sucesos relacionados al evento:
Thomas Jolly, el director artístico detrás de la ceremonia, ha negado públicamente que el tableau fuera una referencia deliberada a “La Última Cena”. En una entrevista con el medio francés BFMTV, Jolly afirmó: “Ahí está Dionisio llegando a la mesa. ¿Por qué está allí? Primero y ante todo porque él es el dios de la celebración en la mitología griega y el tableau se llama ‘Festividad’” (Deadline).
Sin embargo, esta negación ha hecho poco para sofocar la controversia. La historiadora del arte Sasha Grishin, de la Universidad Nacional de Australia, ha opinado que el tableau indudablemente hace eco de la obra de da Vinci. “La idea de la figura central con un halo y un grupo de seguidores a ambos lados — es tan típica de la iconografía de ‘La Última Cena’ que interpretarla de otra manera podría ser un tanto iluso,” comentó Grishin. Añadió que la figura central del tableau y la disposición de los artistas imitan estrechamente la representación tradicional de Cristo y sus discípulos.
Sumando confusión, los organizadores de París 2024 han admitido en una declaración al Washington Times que el tableau fue efectivamente inspirado por “La Última Cena”. El portavoz aclaró: “Claramente, nunca hubo intención de mostrar falta de respeto hacia ningún grupo o creencia religiosa. Por el contrario, cada uno de los tableaux en la Ceremonia de Apertura de París 2024 estaba destinado a celebrar la comunidad y la tolerancia” (The Washington Times). Esta admisión llega a pesar de las afirmaciones de algunos artistas, incluyendo a la DJ Barbara Butch, quien inicialmente publicó en Instagram sugiriendo que el tableau era un “nuevo Testamento gay” antes de eliminar la publicación.
Asimismo existe información de que internamente la escena fue llamada con un juego de palabras en francés: , 'La Cène Sur Un Scène Sur La Seine": la Cena sobre la Escena sobre el Sena.
La controversia subraya un debate más amplio sobre el papel del secularismo y la diversidad en el arte público. Los críticos argumentan que usar una imagen profundamente sagrada en este contexto puede verse como una forma de apropiación cultural o sacrilegio, mientras que los defensores sostienen que el tableau representa una visión moderna e inclusiva de celebración y comunidad. Los elementos abiertamente dionisíacos de la escena, incluyendo un artista casi desnudo y secuencias de danza frenéticas, alimentan aún más la percepción de que fue diseñado para desafiar la iconografía religiosa tradicional.
Esta mezcla de iconografía sagrada con temas contemporáneos plantea preguntas sobre los límites de la expresión artística y la sensibilidad pública. Mientras algunos ven el tableau como una celebración de los valores seculares y la diversidad, otros lo consideran una mofa provocativa de un símbolo religioso venerado.
Otro tema a considerarse es si, considerando que sí se trataba de una referencia al cuadro de Leonardo, esto merecía la ola de indignación cristiana. ¿Hasta qué punto hay una naturaleza inherentemente sagrada en las imágenes¿ ¿Cuáles son los límites de la creatividad y la apropiación? Estos son temas que no tienen fáciles respuestas. El mismo cristianismo se enfrascó en una acérrima discusión sobre la iconoclastia y la iconolatría. Podemos ver en la escena en cuestión una forma de nueva iconoclastia y en el secularismo woke, como el mismo John Gray ha notado, una forma de herejía de un cristianismo liberal, que en este caso regresa decididamente al paganismo en la escena mundial. Por otro lado, nadie se hubiera atrevido a hacer algo similar con imágenes remotamente vinculadas al islam. Francia, al mismo tiempo, tiene un historial de irreverencia religiosa, desde la coronación de la Razón en Notre Dame durante la Revolución hasta la revista Charlie Hebdo.
Más allá de las guerras ideológicas, de la politización del arte y demás signos de declive cultural, el hecho más evidente es simplemente el mal gusto o la misma decadencia estética que la secularidad antepone a lo sagrado. Pues se pueden decir muchas cosas y poner en duda la intención política, pero la calidad estética de esa escena indudablemente dejó mucho que desear. Y es que sin los grandes referentes religiosos, sin la orientación hacia fines trascendentes -más allá del puro placer hedonista- y la apropiación cabal de la tradición artística y filosófica de una cultura. el arte degrada en vano y vacuo entretenimiento.