¿Existe una realidad física independiente de nosotros? ¿Existe una realidad objetiva en absoluto? ¿O es todo, incluido el tiempo y el espacio, creado por las percepciones de quienes lo observan? La física cuántica, particularmente la interpretación de Bohr, considerada la más acertada, ha abierto un agujero epistemológico en el corazón de la realidad. Y aunque el ser humano promedio puede vivir sin cuestionarse demasiado el mundo, quien reflexiona hondamente, no puede dejar de sentir que el tapete ha sido removido.
Estas profundas preguntas se discuten en un innovador artículo publicado en el Journal of Cosmology and Astroparticle Physics. El autor principal del artículo, Robert Lanza, es un renombrado experto en células madre y medicina regenerativa, y el originador de la teoría del biocentrismo. Lanza sostiene que la conciencia es la fuerza motriz detrás de la existencia del universo, afirmando que el mundo físico que percibimos no es algo separado de nosotros, sino que es creado por nuestras mentes mientras lo observamos.
La visión biocéntrica de Lanza postula que el espacio y el tiempo no son realidades externas, sino subproductos del torbellino de información en nuestras cabezas, entretejidos por nuestras mentes en una experiencia coherente. Su nuevo artículo, coautor con Dmitriy Podolskiy y Andrei Barvinsky, expertos en gravedad cuántica y cosmología cuántica, ilustra cómo los observadores influyen en la propia estructura de nuestra realidad. Según sus hallazgos, los observadores pueden afectar dramáticamente "el comportamiento de las cantidades observables" tanto a escalas microscópicas como espaciales y temporales masivas. En una entrevista con Big Think, Lanza enfatizó la necesidad de un "cambio profundo en nuestra cosmovisión cotidiana". Él afirmó: "Los observadores en última instancia definen la estructura de la realidad física".
Lanza explica que una red de observadores es inherente a la estructura de la realidad. Los observadores, ya sea tú, yo, o cualquier otra persona, existen en un universo gravitacional cuántico, creando un modelo cognitivo globalmente acordado de la realidad a través del intercambio de información sobre las propiedades del espacio-tiempo. Una vez que se mide algo, la onda de probabilidad de medir el mismo valor colapsa, haciendo que la realidad sea consistentemente real para todos nosotros. Lanza agregó: "Si aprendes de alguien sobre los resultados de sus mediciones de una cantidad física, tus mediciones y las de otros observadores se influyen mutuamente, congelando la realidad según ese consenso". Este consenso moldea la espuma cuántica subyacente, definiendo la forma misma de la realidad.
En términos cuánticos, un observador influye en la realidad a través de la decoherencia, que proporciona el marco para colapsar ondas de probabilidad. Este colapso está mayormente localizado cerca del modelo cognitivo que el observador construye en su mente a lo largo de su vida. Lanza afirma: "El observador es la primera causa, la fuerza vital que colapsa no solo el presente, sino también la cascada de eventos espacio-temporales que llamamos pasado". Esto refleja la visión de Stephen Hawking de que "el pasado, al igual que el futuro, es indefinido y solo existe como un espectro de posibilidades".
Lanza también explora si el universo podría ser una simulación, argumenta que, aunque una entidad artificialmente inteligente sin conciencia podría teóricamente observar el mundo, una entidad viva consciente con memoria es necesaria para establecer la flecha del tiempo. Un observador "sin cerebro" no experimenta el tiempo o la decoherencia con ningún grado de libertad, lo que lleva a las relaciones de causa y efecto que observamos. Por lo tanto, sólo un observador consciente puede colapsar una función de onda cuántica.
Otro aspecto significativo del trabajo de Lanza es su resolución de la incompatibilidad duradera entre la mecánica cuántica y la relatividad general, un problema que incluso Albert Einstein enfrentó. Esta reconciliación se detalla en su libro "The Grand Biocentric Design: How Life Creates Reality", coautor con el físico Matej Pavsic. El universo biocéntrico de Lanza ofrece un marco convincente que desafía nuestra comprensión tradicional de la realidad y sugiere que la conciencia es fundamental para la estructura del cosmos.