'Pido perdón por la mentalidad colonialista de algunos cristianos': papa Francisco a los pueblos originarios de Canadá
Sociedad
Por: José Robles - 07/26/2022
Por: José Robles - 07/26/2022
Este 25 de julio, como parte de una visita que el papa Francisco realiza por Canadá, tuvo lugar una emotiva ceremonia en la que el sumo pontífice de la Iglesia católica ofreció una “disculpa histórica” a los pueblos originarios de la comunidad de Maskwacis, localizada al sur de Edmonton, en donde durante muchas décadas hubo escuelas de orientación católica en las que se cometieron numerosos abusos sistemáticos en contra de niños indígenas de la región.
El mensaje fue pronunciado en la Iglesia del Sagrado Corazón de los Pueblos Originarios, la primera parroquia de los pueblos indígenas de Canadá, en un discurso que el papa dijo en español. En este, señaló:
No debemos olvidar que también en la Iglesia el trigo se mezcla con la cizaña. Y precisamente a causa de esa cizaña quise realizar esta peregrinación penitencial, y comenzarla esta mañana haciendo memoria del mal que sufrieron los pueblos indígenas por parte de muchos cristianos y con dolor pedir perdón.
El papa Francisco atribuyó los abusos cometidos a la “mentalidad colonialista” de algunos cristianos; en específico, a la pretendida superioridad con que algunas personas se manejaron frente a los pueblos originarios:
Me duele pensar que algunos católicos hayan contribuido a las políticas de asimilación y desvinculación que transmitían un sentido de inferioridad, sustrayendo a comunidades y personas sus identidades culturales y espirituales, cortando sus raíces y alimentando actitudes prejuiciosas y discriminatorias, y que eso también se haya hecho en nombre de una educación que se suponía cristiana.
“Pido perdón –dijo el papa– por la manera en la que, lamentablemente, muchos cristianos adoptaron la mentalidad colonialista de las potencias que oprimieron a los pueblos indígenas”.
En concreto, la situación por la que el papa pidió perdón fue el hecho de que durante poco más de cien años cerca de ciento cincuenta mil niños fueron obligados a asistir a internados católicos de la región, incluso a costa de apartarlos de sus familias. Algunos estudios aseguran que, en ese tiempo, más de cuatro mil niños fallecieron en dichas escuelas por enfermedades derivadas de los maltratos que se les infligían.
El gesto fue saludado con emotividad y cierto beneplácito, pues se tomó como el inicio de una reconciliación o al menos de un desagravio.
“Muchos de ustedes y de sus representantes han afirmado que las disculpas no son un punto de llegada; concuerdo perfectamente: sólo constituyen un primer paso, el punto de partida”, dijo el papa.