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La globalización es el mayor error en la historia de la humanidad, asegura arqueólogo

Sociedad

Por: José Robles - 07/18/2022

El prestigioso arquélogo Eudald Carbonell hace un balance poco alentador de los años vividos en pandemia y las perspectivas de futuro para la humanidad

El mundo de nuestra época se define, entre otros aspectos, como un mundo “globalizado”, término que estuvo en boga sobre todo en el tránsito del siglo XX al siglo XXI y aludía especialmente al hecho de que la economía de todos los países había entrado en un proceso franco y acaso ya irreversible de conexión internacional. 

Si bien al menos desde el siglo XIX (la época de las grandes colonizaciones de África y Asia) las economías nacionales tenían relaciones entre sí, la diferencia con las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI fue que dicha vinculación se volvió más presente, más intensa y por lo tanto también más sensible. No por nada la idea del “efecto mariposa” de la teoría del caos también se popularizó en aquellos años, pues así como, se decía, el aleteo de una mariposa en Brasil podía causar un huracán en Japón, en lo económico un movimiento inesperado como una sequía, un conflicto social, un retraso en las cosechas en determinado punto del orbe, tenía repercusión en sus antípodas. También a ese periodo corresponden otras denominaciones peculiares de fenómenos económicos como el “efecto Tango” o el “efecto Tequila”, pequeñas crisis ocurridas en Argentina y en México, respectivamente, que tuvieron repercusión en la economía de todo el mundo. 

En nuestra época ese es el caso de la inflación actual, cuyo origen se encuentra en una combinación de factores que involucra a los puertos de China, Estados Unidos y Europa y la guerra entre Rusia y Ucrania, por mencionar sólo dos factores que, aunque ocurren en dichos territorios, están afectando los precios de insumos básicos en todo el mundo.

La globalización, en ese sentido, parece ya una realidad definitiva, particularmente porque se asienta sobre lo económico, es decir, sobre el sustrato mismo de la estructura social. De hecho, es posible decir que sus raíces se hunden en los fundamentos del capitalismo, pues ya desde el siglo XV, cuando este comenzó a imponerse como el modelo económico dominante, es posible notar una voluntad “globalizadora”, es decir, una cierta inercia por incorporar a todo el mundo en la lógica económica capitalista… tal y como finalmente ocurrió después de la Guerra Fría.

No obstante, ese carácter un tanto “absoluto” no quiere decir que la globalización sea una realidad completamente positiva o benéfica ni para la humanidad ni para los individuos, y ni siquiera para el planeta. Antes bien, justamente lo contrario.

Esa es la opinión de Eudald Carbonell, arqueólogo de origen catalán de reconocido prestigio que recientemente, en una entrevista para el diario español La Vanguardia, aseguró que la globalización es el mayor error de la historia humana.

Carbonell realizó esta afirmación luego de hacer un breve repaso por la situación en que nos encontramos actualmente como especie. Por un lado, luego de dos años de una pandemia que trastornó la vida de todos y muchas de las certezas con las que contábamos hasta entonces. Y por el otro, frente a proyectos futuristas (como la inteligencia artificial) que contrastan enormemente con crisis urgentes que la humanidad tiene frente a los ojos y parecemos incapaces ya no de resolver sino al menos de encarar, como la crisis climática o la crisis de cooperación y ayuda mutua en que vivimos cotidianamente.

Sobre la pandemia, Carbonell dice:

¿Qué lecciones ha extraído de la pandemia?

—Al principio de la pandemia me pregunté si podía convertirse en un factor de cohesión humana. Si podía ayudar a fomentar la solidaridad y mejorar las relaciones entre las personas. Llegué a la conclusión de que, en lugar de mejorar las cosas, a largo plazo las empeoraría.

¿Por qué?

—Porque el factor de cohesión social al principio de la pandemia era el miedo. No se cambia una herencia de millones de años de evolución en pocos meses. Pasada la reacción inicial de solidaridad, habría un efecto péndulo en sentido contrario. La pandemia no ha aumentado nuestra conciencia colectiva, es una obviedad. Es preocupante porque, sin conciencia colectiva, colapsaremos como especie.

Y es justamente a propósito de ese sentido de cooperación y de la noción de conciencia colectiva que el antropólogo expuso sus opiniones sobre la crisis climática y la globalización:

¿Cómo interpreta nuestra incapacidad de frenar de forma efectiva el cambio climático?

Me dice que nos creemos muy sapiens pero somos una especie imbécil. Los imbéciles han sido seleccionados por la evolución humana. La selección natural los elimina. La selección cultural les protege. No lo critico, lo constato.

¿Le queda alguna esperanza de que aprendamos a actuar de manera solidaria con conciencia colectiva de especie?

—La solidaridad y el altruismo son inherentes a la humanidad. Somos una especie cooperativa porque, de lo contrario, nuestras crías no sobrevivirían y nuestras sociedades no funcionarían.

Pero la pandemia ha demostrado que cuando altruismo y egoísmo entran en conflicto triunfa el egoísmo.

—Es cierto, nadie asegura que nuestro sistema pueda subsistir. Fíjese si no en lo que está pasando con la globalización.

¿La globalización?

—Es insostenible porque no resuelve los problemas que genera. No podrá subsistir. Nos convendría frenar el progreso tecnológico en vez de acelerarlo, pero no lo haremos.

¿No es un ejemplo de la tendencia de la evolución humana hacia una mayor complejidad?

—Tonterías. Desde el punto de vista evolutivo, la globalización es el mayor error de la historia humana porque tiende a uniformizar el sistema en lugar de mantener la diversidad. En caso de crisis, al no existir diversidad, no existen alternativas, lo que lleva al colapso del sistema. Este es el punto en el que estamos ahora. En lugar de pensar en términos de globalización y uniformización, deberíamos pensar en planetización y diversificación.

—¿Planetización?
—Conciencia planetaria de especie. El sistema humano y el sistema Tierra no estamos separados. Somos un mismo sistema. No puede haber sistema humano sin sistema natural.

Respecto de esto último, Carbonell sigue la estela de varios pensadores de muy diversa índole, desde el humanismo de Erich Fromm hasta la perspectiva biológica de James Lovelock (para quien el planeta es un ser vivo en su conjunto), o incluso la filosofía reciente de Bruno Latour

Tal pareciera que, después de una observación paciente y sin embargo muy obvia, es claro que los seres humanos debemos darnos cuenta de que formamos parte de un sistema vivo en el que todo está conectado y que nuestras acciones tienen efectos importantes sobre el entorno al cual pertenecemos. La idea de sentirnos “excepcionales” está rebasada tal y como la hemos pensado y puesto en práctica colectivamente hasta ahora. Es momento de comprenderlo.

 

Encuentra en este enlace la entrevista completa.


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Imagen de portada: Fotografía de Edward Burtynsky para el documental Paisajes transformados, de Jennifer Baichwal