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Un mensaje de esperanza de Hokusai para los que ya no son jóvenes: el conocimiento llega al final

Arte

Por: Luis Alberto Hara - 07/04/2022

El maestro japonés llevó una vida de continuo ascenso en su saber. A los 50, según su propia impresión, su obra todavía no valía nada. A los 70, finalmente alcanzó el conocimiento

En la figura de Katsushika Hokusai (1760-1849), el pintor y grabador japonés de la escuela ukiyo-e, se conjugaron como en pocos hombres la voluntad y la sutileza, el esfuerzo y la gracia.

Hokusai vivió 89 años y dejó una obra monumental en gran parte debido a su singular ética de trabajo, que le permitió trabajar hasta el último día de su existencia. Mucha de su mejor obra la produjo en sus últimos años de vida, a una edad en la que muchas personas ya están "retiradas".

Su enorme energía estuvo alimentada por su profunda búsqueda espiritual y su dedicación a la práctica del budismo Nichiren, una escuela basada en las enseñanzas del Sutra del loto que sostiene que la naturaleza búdica es eterna y accesible a todas las personas durante su vida. 

Esta búsqueda disciplinada e infatigable puede apreciarse en un memorable texto:

A los 6 años, tuve una manía por dibujar la forma de los objetos. Alrededor de los 50, publique una infinidad de pinturas; pero estoy insatisfecho con todo lo que produje antes de los 70. Fue a la edad de los 73 que entendí con aproximación la forma y la naturaleza verdadera de las aves, los peces, las plantas, etc. Consecuentemente a la edad de 80 habré hecho mucho progreso, habré llegado al fondo de las cosas: a los 100, seguramente habré llegado a un estado definitivo, y a la edad de 110, ya sea una línea o un punto, todo estará vivo. Les pido a aquellos que vivan tanto como yo que observen si mantengo mi palabra. Escrito a la edad de 75 años por mí, antes Houkusai, ahora Gakyo Rojin, el viejo loco pintor.

Este colofón apareció en el epílogo de Cien perspectivas del monte Fuji, en donde también se lee esto: "Si tuviera 5 años más, podría haber sido un verdadero pintor".

Hokusai no alcanzó los 100 años, pero estuvo cerca y su maestría a todas luces se incrementó con la edad, seguramente debido al aumento paralelo de sus poderes contemplativos. Su vida muestra que el ser humano es un vehículo para la refinación perceptual y que la edad, con esta disciplina, con una misión bien entendida, produce el fruto último que es la sabiduría.


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Imagen de portada: Wikimedia Commons