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Del filtro a la realidad: cómo las redes sociales cambian la percepción de las niñas y adolescentes sobre sí mismas (ESTUDIO)

Sociedad

Por: Valentina Cisniega - 03/18/2022

¿Es la realidad virtual la nueva forma de existir en el mundo?

Seguramente por lo menos una vez en la vida has utilizado los filtros faciales de aplicaciones como Instagram, Facebook, Snapchat o TikTok. Estas herramientas automatizadas de edición de fotos utilizan el reconocimiento facial por computadora para detectar los rasgos más significativos de un rostro y modificarlos. Este tipo de inteligencia artificial (IA) interpreta las cosas que ve la cámara y las ajusta de acuerdo con las reglas establecidas por el creador de los filtros; es decir, según los estándares de belleza que el programador diseñe para la aplicación, esta rediseña los rasgos faciales para ajustarlos a un nuevo canon de belleza virtual

Cuando los filtros faciales de realidad aumentada aparecieron por primera vez en las redes sociales, eran simplemente una forma de distracción. Permitían a los usuarios jugar a una especie de disfraz virtual: cambiar la cara para parecer un animal o dejarse bigote de repente, por ejemplo. Sin embargo, hoy en día, cada vez más los jóvenes, y en especial las adolescentes, usan filtros que "embellecen" y prometen brindar una apariencia de modelo al enfocar, encoger, realzar y cambiar el color de sus rostros y cuerpos.

Los filtros que se han vuelto comunes en las redes sociales son quizás el uso más generalizado de la realidad aumentada. Los investigadores aún no entienden el impacto que puede tener el uso constante de la realidad aumentada, pero saben que existen riesgos y, con los filtros faciales, las jóvenes son más propensas a ello. 

En octubre de 2019, Facebook prohibió los efectos de distorsión debido al "debate público sobre el posible impacto negativo". La conciencia sobre la dismorfia corporal estaba aumentando y un filtro llamado FixMe, que permitía a los usuarios marcar sus rostros como lo haría un cirujano estético, había provocado una oleada de críticas por fomentar la cirugía plástica. En agosto de 2020, los efectos se relanzaron con una nueva política que prohibía los filtros que promovían explícitamente la cirugía. No obstante, todavía se permiten los efectos que cambian el tamaño de los rasgos faciales.

Krista Crotty, especialista en educación clínica en el Programa Emily, un centro líder en trastornos alimentarios y salud mental con sede en St. Paul, Minnesota, ha trabajado durante los últimos cinco años en educar a los pacientes sobre cómo utilizar los medios de una manera más saludable. Ella dice que cuando los pacientes se presentan de manera diferente en línea y en persona, ve un aumento en la ansiedad:

La gente publica información sobre sí misma, ya sea tamaño, forma, peso, lo que sea, que no se parece en nada a su aspecto real. Entre ese yo auténtico y el yo digital se vive mucha ansiedad, porque no es lo que realmente eres. No te pareces a las fotos que han sido filtradas.

Para los jóvenes, que aún están descubriendo quiénes son, navegar entre un yo digital y uno auténtico puede ser particularmente complicado, y no está claro cuáles pueden ser las consecuencias a largo plazo.

"La identidad en línea es casi como un artefacto", dice Claire Pescott, investigadora de la Universidad de Gales del Sur; "Es una especie de imagen proyectada de ti mismo".

Las observaciones de Pescott sobre los niños la han llevado a concluir que los filtros pueden tener un impacto positivo en ellos: "Pueden probar diferentes personajes". Tienen estas identidades "del momento" que pueden cambiar, y pueden evolucionar con diferentes grupos. Pero duda de que todos los jóvenes puedan entender cómo los filtros afectan su sentido de sí mismos. Y le preocupa la forma en que las plataformas de redes sociales otorgan validación y retroalimentación inmediatas en forma de likes y comentarios. Las chicas jóvenes, dice, tienen especial dificultad para diferenciar entre fotos filtradas y normales. La investigación de Pescott también ha revelado que si bien a los niños ahora se les enseña sobre el comportamiento en línea, reciben "muy poca educación" sobre los filtros. Su educación en seguridad está vinculada a los peligros físicos de las redes sociales, no al lado emocional, y eso puede ser más peligroso.


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Imagen de portada: Unsplash