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'Los pájaros no son reales': la teoría de la conspiración que se ha convertido en un movimiento crítico

Sociedad

Por: Luis Alberto Hara - 12/28/2021

La estrambótica teoría de la conspiración "birds aren't real" ha ganado momentum. ¿Qué hay detrás de ella?

Uno de los sucesos políticos más relevantes y preocupantes de la última década es la proliferación de las teorías de conspiración. Este fenómeno se ha expandido por todo el mundo, pero es particularmente notorio en Rusia y Estados Unidos. Esto se debe en parte al gobierno de Putin, que ha empleado de manera licenciosa la propaganda, y al gobierno de Trump y sus seguidores. Sin embargo, antes de esto puede rastrarse hasta la manera en la que el Internet, las redes sociales y la llamada blogósfera transformaron la forma en la que se consume la información, eliminando en gran medida ciertos candados que permitían que la calidad y la veracidad de la información fueran al menos un poco superiores a lo que impera actualmente.

Al mismo tiempo que surgía todo un arsenal de información poco confiable, numerosos actores políticos aprovecharon la oportunidad para enrarecer el terreno de la opinión pública y presentarse como los elegidos para hacer frente al enemigo invisible de la conspiración mundial. Paralelamente, las nuevas tecnologías y la falta de educación -tanto digital como clásica- hacían que muchas personas no fueran capaces de distinguir si una noticia era falsa o no. Así pues, con el triunfo de Trump y del Brexit surgió la noción de que estábamos viviendo en la época de la "posverdad".

La pandemia ha exacerbado esto, pues ha colocado a las personas en una situación histórica sumamente peculiar, en la que predomina un mayor aislamiento. Esto ha creado el surgimiento de lo que uno de los grandes teóricos (y críticos) de la conspiración, Robert Anton Wilson, llamó los "túneles de realidad", especie de burbujas en las que cada persona crea una visión del mundo que se refuerza con el tipo de información que consume.  

En estas circunstancias ha surgido una nueva teoría de conspiración, conocida como "birds aren't real" ("los pájaros no son reales"). Este movimiento ha ganado tracción y ha logrado apilar una hueste de seguidores entre la llamada generación Z, los cuales incluso llegan a reunirse en espacios públicos para exigir que el gobierno y las corporaciones finalmente revelen que los pájaros no son reales. Argumentan que los pájaros son aparatos tecnológicos que se utilizan para vigilar a las personas. Una concurrida protesta en este sentido tuvo lugar este año afuera de las instalaciones de Twitter. 

Algunos periodistas han creído que esta teoría es una manifestación de la total disociación de la realidad que, según ellos, caracteriza a esta generación que vive y respira del internet. Pero, alentadoramente, no es así. Se trata de una sátira de las teorías de la conspiración. La idea de "birds aren’t real" es de Peter McIndoe, un joven de 23 años que creó esta broma con el fin de criticar y reflexionar sobre el paisaje de la información en Internet. La broma cobró fuerza y el movimiento cuenta con cientos de miles de seguidores que comparten memes y se reúnen para manifestarse. McIndoe ya ha sido entrevistado por el New York Times y otros medios. El éxito de esta prank se debe sin duda a que muchas personas creen que otras personas podrían creer algo así.

La idea de McIndoe no deja de tener cierta genialidad y él mismo ha logrado vivir de esto, vendiendo camisetas y demás productos temáticos. Sin embargo, es apenas una nueva iteración en una larga historia de teorías de la conspiración falsas que critican la mentalidad conspiratoria. Una de las más famosas teorías de la conspiración, que se ha convertido en un actor político en Estados Unidos, la idea de que los Illuminati controlan secretamente a los políticos y a las corporaciones, surgió en gran medida de una serie de bromas parecidas.

La historia de cómo Kerry Thornley y Greg Hill, creadores del movimiento discordiano y de la Operación Mindfuck provocaron la creencia en los Illuminati es narrada en el brillante documenta de Adam Curtis Can't Get You Out of My Head. Aunque Curtis no lo menciona, otro de los grandes incitadores de esta falsa conspiración fue Robert Anton Wilson, autor junto con Robert Shea de la novela Iluminatus! y amigo de los "discordianos". Al igual que McIndoe, Thornley creía que las teorías de la conspiración eran absurdas y distraían a las personas de los verdaderos problemas políticos. Desarrolló este argumento creando y difundiendo (sembrando sus ideas en lugares como Playboy) una serie de estrambóticas teorías conspiratorias, entre ellas la idea de que los Illuminati, una sociedad secreta bávara del siglo XVIII, seguía viva y controlaba monolíticamente a la sociedad estadounidense. Décadas después lo que había sido una disparatada teoría de conspiración seguía alimentando la mente de millones de los internautas, mezclándose con conspiraciones verdaderas y creando un grumo confuso. Tan es así, que miembros de Q-Anon y otros grupos siguen considerando la posibilidad de que que Britney Spears y Lady Gaga (entre otras) sean títeres controlados mentalmente por Disney, la CIA y los Illuminati

Extrañamente, Thornley llegó a creer que él mismo podría haber sido usado por el FBI para difundir estas teorías, pues, como Curtis narra en el documental, Thornley vivió una serie de extrañas coincidencias que dieron rienda suelta a su veta paranoica. Entre ellas, el hecho de que había sido amigo de Lee Harvey Oswald, de quien había escrito una novela antes de que este se convirtiera en el asesino de John F. Kennedy. Y luego Thornley tuvo diversos encuentros con Jim Garrison, el fiscal responsable de difundir la teoría de la conspiración de la muerte de JFK. 

Quizá temiendo que algo así pudiera suceder, McIndoe abiertamente ha explicado que su movimiento es una sátira. Ha declarado que "es el momento de colocar un espejo enfrente de Estados Unidos en la era del Internet", es decir, es momento de reflexionar sobre lo ridículas que son muchas de las creencias en boga. Y la manera de hacerlo es con un poco de humor, pues "estamos creciendo en un tiempo especialmente oscuro, así que no hace daño tener algo de qué reírse", señala. McIndoe ahora emplea parte de su tiempo en educar a las personas sobre la información en Internet.


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Imagen de portada: YouTube