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Juan O'Gorman: un pintor y arquitecto radical del funcionalismo

Arte

Por: Monse Aguilar - 10/12/2021

Juan O'Gorman, padre de la arquitectura moderna en México y uno de los creadores más representativos del arte mexicano del siglo XX, fue un artista completo: arquitecto, muralista y pintor de caballete

Juan O’Gorman, considerado uno de los precursores de la arquitectura moderna en México, fue uno de los grandes artistas del siglo XX, destacado pintor pero también extraordinario docente. Nació el 6 de julio de 1905 en la Ciudad de México. Sus primeros contactos con la pintura fueron a través de su padre, de quien no conservó un buen recuerdo debido a su autoritarismo. Entre los 4 y 7 años de edad, O' Gorman vivió en Guanajuato. Su padre, ingeniero químico, había sido contratado para trabajar en una mina en aquella ciudad. La familia vivía en una casa habitada en el camino entre Guanajuato y la Presa de la Olla. 

Ese paisaje rural permaneció en sus recuerdos. Le atribuía a aquellos colores y formas una influencia de primer orden en su obra que lo llevó a reflexionar, muchos años después, acerca de la importancia del medio físico y geográfico en su pintura. Decía que por la influencia del paisaje y la geografía de Guanajuato, él se sentía más pintor de paisajes que de cualquier otra cosa. 

El funcionalismo de O'Gorman tuvo su origen en las clases que tomó con el arquitecto Guillermo Zárraga, quien preocupado por la situación económica y social pensaba que había que hacer una arquitectura acorde a las necesidades y los materiales del país, tanto para volver la vida más cómoda, práctica o funcional, como para abaratar los costos de construcción.

El funcionalismo en México tuvo dos tendencias. Por un lado, la integralista, “que supone el valor arquitectónico formado por una serie de valores independientes entre sí y establecidos jerárquicamente”, es decir, lo útil, lo lógico, lo estético y lo social, y cuyo máximo defensor y representante fue el arquitecto teórico-práctico José Villagrán García. Por otro lado, la radical, preocupada por satisfacer necesidades básicas, optimizar recursos y dar prioridad a la utilidad de la obra.

Los seguidores principales de esta tendencia fueron Álvaro Aburto, Juan Legarreta y O'Gorman. Los tres eran simpatizantes de las ideas socialistas. En las conferencias de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos efectuadas en 1933 defendieron una arquitectura técnica cuya finalidad fuera ser útil a los seres humanos de una manera directa y precisa, en donde “las necesidades esenciales o materiales” fueran prioritarias. En palabras de O'Gorman:

la arquitectura que resuelve las necesidades materiales, palpables, que no se confunden, que existen, pudiéndose comprobar su existencia y al propio tiempo son fundamentales y generales de los hombres, es la verdadera y única arquitectura de nuestra época.

O'Gorman consideraba que debía aplicarse una ingeniería de los edificios, pues empleaba la técnica de composición como un proceso ingenieril. Como normalmente los edificios habitacionales no eran considerados exclusivamente para albergar habitantes, sino también como un conjunto que contenía expresiones artísticas, no se les podía llamar funcionales; de ahí que el arquitecto aplicara el concepto de “máximo de eficiencia por mínimo de esfuerzo o costo”. O'Gorman se proponía enfrentar las condiciones de miseria, pobreza y limitación de recursos económicos y eliminaba la idea de belleza, limitándose a ver a la arquitectura como una técnica.

El proceso creativo dependía de la función, que determinaba la forma. En ello imitaba la política aplicada en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas: atender lo primordial y no lo superfluo. Sus presupuestos teórico-ingenieriles consistían en relacionar armoniosamente tres técnicas: técnica de la construcción (el conocimiento de los diversos tipos de estructura), técnica de la distribución (que permitía que los edificios funcionaran bien por su dimensión, circulación y distribución conveniente) y técnica de las instalaciones (la solución práctica de las necesidades de instalaciones, equipos y maquinaria).

En la búsqueda de una arquitectura con carácter nacional, fácil de realizarse y que solucionara las necesidades de la población desprotegida, utilizaba elementos modernos comprendidos en los requerimientos de bienestar, higiene y economía, pero con absoluta sencillez. Era necesario que la nueva arquitectura se desnudara de cualquier adorno (aquí coincidía con el arquitecto austriaco Adolf Loos, quien rechazó todo ornamento en la arquitectura). También incorporó las ideas de Le Corbusier contenidas en su obra Vers une architecture, dada a conocer en México en 1924 y en donde se concebía a la casa como una máquina para habitar (funcional, precisa, sin desperdicio de espacios y materiales). Asimismo integró la perspectiva de la escuela alemana Bauhaus, consistente en observar la relación del artista con su sociedad y del artesano con la industria, a la par del compromiso entre ambos y la población.

Actualmente también es recordado por su imborrable huella en el campus central de la Universidad Nacional Autónoma de México, plasmada en su mural de mosaico en la Biblioteca Central, nombrado Representación histórica de la cultura. Este mural está dividido en secciones: la del pasado prehispánico (muro norte), la del pasado colonial (muro sur), la del mundo contemporáneo (muro oriente) y la de "la Universidad y el México actual" (muro poniente).

Sobre esta obra, O'Gorman dijo:

Desde el principio tuve la idea de hacer mosaicos de piedras de colores en los muros ciegos de los acervos, con la técnica que ya tenía bien experimentada. Con estos mosaicos la biblioteca sería diferente al resto de los edificios de la Ciudad Universitaria, y con esto se le dio carácter mexicano.

Desde 1970 hasta 1982 Juan O'Gorman no volvió a crear muros públicos ni emprendió labores arquitectónicas, dedicándose de tiempo completo a la pintura de caballete. En esa época el gran arquitecto, muralista creador de frescos y mosaicos innovadores, gran conocedor de historia, pintor excepcional, crítico de las injusticias de su tiempo y discípulo de Diego Rivera, que aseguraba que para él la vida había sido una fiesta, empezó a hablar obsesivamente del suicidio. 

Juan O'Gorman se quitó la vida el 18 de enero de 1982, a los 76 años de edad. Sus restos se encuentran en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores en la Ciudad de México.


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Imagen de portada: Juan O'Gorman, Autorretrato (1950)