Por encima de todos sus beneficios, este es el rasgo definitivo por el que los libros nos acompañarán por siempre
Libros
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 04/23/2021
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 04/23/2021
En un lugar de su obra, Jorges Luis Borges hace un elogio a los libros y, entre otros comentarios, evoca una conferencia de Emerson en la que este compara a una biblioteca con “una especie de gabinete mágico”. “En ese gabinete –dice Borges– están encantados los mejores espíritus de la humanidad, pero esperan nuestra palabra para salir de su mudez. Tenemos que abrir el libro, entonces ellos despiertan”.
Este comentario es prácticamente idéntico a otro que en su momento hizo Carl Sagan, quien dijo que “los libros rompen las ataduras del tiempo” porque, entre otros aspectos, la escritura es “un invento que une personas, ciudadanos de épocas distantes, que nunca se conocieron entre sí”, nos dice Sagan.
Estas dos referencias resaltan el rasgo más sorprendente de los libros y sin duda aquel por el cual, como objeto de la cultura, han sobrevivido durante siglos, en ciertas épocas con mayor fortuna que en otras pero siempre rodeados de amor, interés, prestigio y otras características afines.
Más allá de la opinión casi siempre favorable que se tiene sobre los libros, su mejor cualidad es que, como dijeron Borges y Sagan, son un posible punto de conexión con los mejores espíritus de toda la historia de la humanidad. Y esto, por sí mismo, ya es un motivo bastante sólido para acercarse a ellos.
En efecto, ¿qué sería de nuestra cultura –en todos los sentidos del término– si nos faltaran los libros que nos han formado, tanto a nivel personal como colectivo?
Más allá de otros beneficios de la lectura, muchos de los cuales son ampliamente conocidos, quizá podríamos ver los libros sobre todo bajo esta luz. No como objetos de los cuales sacaremos algún provecho directo o planeado de antemano, sino simplemente como la oportunidad que nos presentan de sentarnos a conversar con alguna persona que de otro modo no conoceríamos y que, en la mayoría de los casos, tiene algo que decirnos. Algo quizá interesante, quizá entretenido, quizá iluminador, quizá angustiante, quizá capaz de transformar nuestra existencia.
Porque como ocurre con otros encuentros vitales, un libro también puede modificar sustancialmente la manera en que percibimos y habitamos la realidad.