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La contaminación sonora submarina está perturbando la vida de los océanos, pero podemos solucionarlo

Ecosistemas

Por: Jimena O. - 02/27/2021

La contaminación subacuática existe y está interrumpiendo la vida marina. La buena noticia es que podemos solucionarlo

¿Qué te imaginas cuando piensas en el sonido del océano? Seguramente escuchas las olas o te invade un silencio enorme. Tal vez si piensas en la vida subacuática, venga a tu mente el sonido profundo de los cetáceos. 

¿Qué hay fuera de la vida natural? Durante siglos los humanos hemos introducido nuevos sonidos a la vida marina: barcos, cruceros, pesca industrial, construcción en las costas, perforaciones para petróleo, minería marina, navegación por sonar, etcétera.

En nuevo artículo publicado en la revista Science se exponen las repercusiones que tiene la contaminación sonora en los océanos. La idea principal es que este tipo de contaminación es igual de dañina que otros tipos de contaminación. 

Pero a diferencia de la contaminación producida por los plásticos o el desecho de toda clase de sustancias químicas, las soluciones para la contaminación son bastante accesibles. 

Un equipo de investigadores a cargo del oceanógrafo Carlos M. Duarte, profesor de la Universidad Rey Abdullah de Ciencia y Tecnología de Arabia Saudita, revisó más de diez mil artículos científicos sobre el tema del sonido marino y su impacto en la vida silvestre. A partir de esta revisión, el equipo encontró pruebas de que el ruido antropogénico, es decir, causado por los humanos, impacta negativamente en la fauna marina y sus ecosistemas. El impacto altera el comportamiento, la fisiología, la reproducción y, en casos extremos, causa mortalidad

El sonido es la señal sensorial que más viaja por el océano y que utilizan los animales marinos, desde los invertebrados hasta las grandes ballenas, para interpretar y explorar el entorno marino que los rodea. 

Una de las coautoras del artículo, la artista multimedia Jana Winderen, contribuyó con una pista de audio del paisaje sonoro del océano. Esta pista pasa de los sonidos de un océano sano a la cacofonía provocada por el hombre, que hoy en día define gran parte del paisaje sonoro marino.

 

De acuerdo con el artículo, se calcula que en los últimos 50 años el ruido de baja frecuencia a lo largo de las principales rutas marítimas se ha multiplicado por treinta y dos. Esto resulta en que los animales marinos se trasladan a las áreas menos ruidosas, lo que significa que sus hábitats se reducen cada vez más. Es decir que sus espacios para la reproducción y alimentación son cada vez más pequeños y eso, a su vez, se observa en la reducción de sus poblaciones, afectando las tareas de conservación y los niveles de biodiversidad marina.

Pero, de acuerdo con Duarte, hay buenas noticias: en el momento en que apagamos nuestro ruido el impacto desaparece. El rebote y la recuperación serían casi instantáneos. Según estudios de la vida marina realizados cerca del 5 de abril de 2020, cuando el 60% de la población mundial estaba bajo algún tipo de confinamiento, el ruido del océano bajó un 20%. 

El artículo también señala algunas soluciones más técnicas para reducir el volumen. Desde los barcos con motor eólico hasta "cortinas de burbujas" que amortiguan el ruido de la construcción. Estas soluciones ya están disponibles y, en algunos casos, son rentables. Lo que se necesita, dice Duarte, es una mejor regulación. En sus palabras:

Hace falta una política que obligue a mitigar la acústica en el medio marino. Tenemos normas sobre el ruido para los coches y los camiones, ¿por qué no habríamos de tenerlas para los barcos?

Al reducir el sonido antropogénico, podemos ayudar a la vida marina a resistir mejor las demás presiones que ejercemos los humanos pero que nos resultan más difíciles de abordar. 

 

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Imagen de portada: Hiroko Yoshii / Unsplash