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Eres lo que comías cuando eras niño (especialmente si comiste mucha azúcar y grasas en la infancia) (ESTUDIO)

Salud

Por: Jimena O. - 02/19/2021

En una observación hecha en ratones, se analizó el impacto de la dieta en el desarrollo del microbioma.

No sólo eres lo que comes, eres lo que comiste de niño…

Un equipo de científicos de la Universidad de California en Riverside, llevaron a cabo un experimento con ratones para saber cómo se modifica su bioma con respecto a dietas y ejercicio constante. 

A pesar de haber analizado ratones, los efectos observados son equivalentes a niños que llevan una dieta occidental: alta en grasa y azúcar. La principal observación fue en el impacto de la dieta en el desarrollo del microbioma y cómo éste puede todavía estar afectado 6 años después de la pubertad. 

El microbioma se refiere a todas las bacterias, hongos, parásitos y virus que viven en un humano o animal. La mayor parte de estos microorganismos se encuentran en los intestinos, y muchos de ellos son de gran ayuda para estimular el sistema inmunológico, para digerir la comida y para sintetizar algunas de las vitaminas más importantes. 

En un cuerpo sano existe un balance entre los microorganismos patógenos y los benéficos. Pero si ese balance es irrumpido, ya sea con el uso de antibióticos, o por alguna enfermedad o una dieta insana, el cuerpo se vuelve más susceptible a las enfermedades.

Para este estudio, el equipo liderado por el fisiólogo evolucionista Theodor Garland, dividió a los ratones en cuatro grupos: en un primer subgrupo, la mitad fue alimentada con una dieta sana, la otra mitad con una dieta occidental; mientras que el segundo subgrupo se dividió en ratones que tuvieron acceso a una rueda para correr y la otra mitad no. 

Después de tres semanas, todos los ratones regresaron a las condiciones normales en las usualmente se encuentran los ratones de laboratorio. Una vez pasadas 14 semanas, el equipo examinó la diversidad y abundancia de bacterias en estos pequeños ratones. 

Descubrieron que la cantidad de una bacteria llamada Muribaculum intestinale, era muy reducida en aquellos ratones que habían llevado una dieta occidental, mientras que en los ratones tuvieron acceso a la rueda para correr y que tuvieron una dieta sana, tenían niveles altos de esta bacteria. 

La Muribaculum intestinale está involucrada en la metabolización de los carbohidratos. 

Los investigadores creen que esta bacteria, junto con la familia a la que pertenece, podría influir en la energía disponible para su huésped. 

En una investigación parecida, los investigadores encontraron un efecto similar al de la investigación de Garland: el aumento de una bacteria similar que se enriqueció después de cinco semanas de actividad en la rueda para correr. 

Ambos estudios sugieren que la presencia de actividad física puede aumentar los niveles de este tipo de bacterias involucradas en los procesos de metabolización de carbohidratos. 

El equipo de Garland quiere replicar este tipo de estudios y tomar muestras a lo largo del tiempo, por lo que entonces sería necesario un estudio longitudinal. Esto permitiría entender mejor los cambios en los microbiomas de los ratones y observar los cambios a lo largo del tiempo y en las diferentes etapas de su vida. 

Lo importante de este estudio, es que independientemente de cuándo aparezcan por primera vez los efectos de un tipo específico de dieta, es significativo que estos efectos se hayan observado tiempo después de haberla iniciado. Garland concluyó que no somos lo que comemos, sino que somos lo que comimos cuando éramos niños. 

El estudio fue publicado en The Journal of Experimental Biology y lo puedes consultar completo en este enlace

 


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Imagen de portada: Patrick Fore / Unsplash