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Es altamente probable que los niños hayan desarrollado anticuerpos contra el nuevo coronavirus aun sin haberse contagiado con esta nueva cepa; este fenómeno, sin embargo, no es nada misterioso, y aquí te explicamos por qué

Una de las preguntas más importantes que médicos, epidemiólogos y virólogos han tratado de responder durante esta pandemia es por qué los niños son mucho menos propensos que los adultos a infectarse con el nuevo coronavirus y, si se contagian, por qué es menos probable que se enfermen.

Una posible razón puede ser que muchos niños ya tienen anticuerpos contra otros coronavirus, según los investigadores del Instituto Francis Crick de Londres. Aproximadamente uno de cada cinco de los resfriados que afectan a los niños son causados por virus de esta familia. Según se ha observado, los anticuerpos contra esos virus también pueden bloquear el SARS-CoV-2, el nuevo coronavirus causante de la pandemia.

En un estudio publicado en la revista Science  (el cual puedes encontrar en este enlace), el grupo de investigación dirigido por George Kassiotis, director del Laboratorio de Inmunología Retroviral del Instituto Francis Crick, informa que en promedio sólo el 5% de los adultos tienen dichos anticuerpos en su sistema inmune, frente a un 43% entre los niños. 

Muchos investigadores que no participaron en este estudio reconocieron que plantea una teoría bastante convincente y que los datos obtenidos están muy bien respaldados tanto teórica como metodológicamente. Este estudio ha sido revisado y reconocido por muchos miembros de la comunidad científica (proceso al que se conoce como revisión por pares). 

Entre los investigadores que respaldan la coherencia y relevancia de esta investigación se encuentran Stephen J. Elledge, profesor de genética de la Escuela de Medicina de Harvard y H. Benjamin Larman, un inmunólogo de la Universidad Johns Hopkins. Aparte, ambos han descubierto que muchas personas tienen anticuerpos contra resfriados comunes que provocan otros coronavirus. Y por lo menos en estudios de laboratorio, estos anticuerpos también bloquean al nuevo coronavirus. 

En marzo, cuando la pandemia apenas comenzaba, el doctor Kassiotis y sus colegas decidieron desarrollar una prueba de anticuerpos de alta sensibilidad. Para ello examinaron muestras de sangre tomadas antes de la pandemia, de más de trescientos adultos y cuarenta y ocho niños y adolescentes. Después compararon estas muestras con otras de más de ciento setenta personas que habían sido infectadas por el nuevo coronavirus.

En los resultados descubrieron que la mayoría de los niños y algunos adultos portaban un anticuerpo en particular que puede impedir que varios tipos de coronavirus (incluido el SARS-CoV-2) entren en las células. Este anticuerpo se adhiere a uno de los picos que se desprenden de los coronavirus y de esta manera lo frena.

De acuerdo con el doctor Kassiotis, mientras que la punta del pico es única para el nuevo coronavirus, la misma base se encuentra en todos los coronavirus. En las pruebas de laboratorio, los anticuerpos de la base de la espiga impidieron que el nuevo coronavirus entrara en las células para reproducirse.

Las preguntas claves que se ha hecho Kassiotis son: si los niños tienen la cepa pandémica, ¿están protegidos? ¿Se enfermarán? Y si se enferman, ¿la infección será casi indetectable?

El doctor Elledge y sus colegas de Harvard desarrollaron su propia prueba de anticuerpos altamente específica: VirScan. Esta prueba es capaz de detectar una gran variedad de anticuerpos con los que se dirigen a cualquiera de los más de ochocientos lugares del nuevo coronavirus, incluyendo el anticuerpo que Kassiotis y sus colegas estudiaron.

Después de examinar la sangre extraída de ciento noventa personas antes de que surgiera la pandemia, Elledge y sus colegas llegaron a la conclusión de que muchos ya tenían anticuerpos, incluido el que se dirige a la base del pico (muy probablemente de infecciones con coronavirus que causan resfriados).

Los adultos pueden tener uno o dos resfriados al año, mientras que los niños pueden enfermarse hasta doce veces anualmente. Como resultado de la recurrencia de los resfriados muchos niños desarrollan muchos anticuerpos de coronavirus, lo que hace que disminuyan los síntomas de los resfriados o que los niños sean asintomáticos pero infecciosos.

En las infecciones virales típicas, el sistema inmunológico produce anticuerpos para combatir el virus. Cuando la infección se calma los anticuerpos ya no se necesitan y, por lo tanto, su presencia en el sistema inmune se reduce. Sin embargo, el cuerpo se queda con células de memoria que permiten que la producción de anticuerpos se dispare rápidamente si el virus trata de invadir de nuevo.

Entonces, ¿por qué tenemos una pandemia? ¿No deberíamos estar protegidos por las células de memoria que han dejado otros coronavirus? 

Según el doctor Elledge, es muy probable que esta memoria se pierda con el tiempo. Existe una probabilidad de que este nuevo coronavirus interfiera con el proceso que activa las células de memoria que responden a la infección.

En esta lógica, el nuevo coronavirus podría obstaculizar la producción de anticuerpos que lo atacan, lo que podría explicar por qué los niños con resfriados recurrentes están mejor protegidos que los adultos.

Elledge señala que, si se tiene razón sobre la pérdida de células de la memoria con el paso del tiempo, las vacunas contra el nuevo coronavirus van por buen camino. Una vacuna aumenta la producción de anticuerpos sin la presencia de un virus, así que el virus no arruinaría la formación de las células de memoria.

Como hemos visto a lo largo de este año, el estudio de los virus y su comportamiento es muy complejo. Cada vez sabemos más, pero también cada vez nos damos más cuenta de lo mucho que hay por conocer sobre ellos. Mientras que algunos estudios arrojan luz para conocer más acerca de un fenómeno, otros nos hacen preguntarnos más al respecto. Que no nos sorprenda que los datos recolectados y los resultados obtenidos en investigaciones muy bien delimitadas se nos aparezcan como contradictorios. En realidad no lo son, sino que son simplemente una expresión de la gran complejidad de fenómenos como la pandemia de covid-19.

Como hemos dicho en otros artículos, las investigaciones científicas que se publican en revistas reconocidas pasan por un proceso riguroso de revisión, discusión y aceptación, por lo que sólo tomamos en cuenta los artículos publicados en revistas que son ampliamente aceptadas por la comunidad científica del mundo. 

 


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Imagen de portada: Kelly Sikkema / Unsplash