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Un estudio de la Universidad de Saskatchewan ha confirmado que el uso de mascarilla durante la actividad física, rigurosa o no, no tiene efectos negativos en la salud

A pesar de que en general se sabe que el uso prolongado del cubrebocas (o mascarilla sanitaria o barbijo, como también se le conoce) no causa ningún daño a nuestro organismo, durante esta pandemia mucha gente ha cuestionado la utilidad de este objeto de prevención sanitaria. Aun cuando, por ejemplo, el personal médico, hospitalario y de ámbitos afines lo ha utilizado durante décadas, en algunos casos por periodos que se cuentan por horas, en los últimos meses se ha asegurando que portarlo afecta la respiración y la oxigenación de la sangre pues la persona respira el dióxido de carbono que se exhala naturalmente como resultado del proceso de respiración, lo cual es falso. 

Esta afirmación y otras similares han sido sostenidas especialmente en relación con la actividad física. Muchas personas han cuestionado si el uso de la mascarilla durante el ejercicio vigoroso podría comprometer la absorción de oxígeno o aumentar la respiración de dióxido de carbono, lo que conduce a una condición conocida como hipoxia hipercápnica, en la que el aumento de dióxido de carbono desplaza el oxígeno en la sangre.

Para desmentir esta idea, un estudio reciente de la Universidad de Saskatchewan, en Canadá, ha confirmado que el rendimiento en el ejercicio y los niveles de oxígeno en la sangre y en los músculos no se ven afectados durante entrenamientos intensos en los que se porta una mascarilla sanitaria.

La investigación (que puede consultarse en este enlace) fue publicada el pasado 3 de noviembre en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, y no se hallaron pruebas que apoyaran las preocupaciones mencionadas.

En el estudio se evaluó el uso de una máscara facial de tela de tres capas (lavable y reutilizable) en el marco de una prueba física. Las personas que participaron pedalearon durante tantos minutos como les fue posible en una bicicleta estacionaria, pasando de un calentamiento previo a una etapa en que tenían que aumentar progresivamente la intensidad del pedaleo hasta alcanzar su límite personal. El grupo de estudio consistió en 14 hombres y mujeres físicamente activos y saludables, a quienes se les controlaron los efectos de su dieta, su actividad física previa y la actividad de sueño durante las 24 horas previas al estudio. 

El equipo científico evaluó a los participantes, quienes realizaron la prueba física en tres ocasiones cada uno: una vez portando una mascarilla quirúrgica, una segunda ocasión con una mascarilla de tela y una tercera vez sin mascarilla. El equipo registró los niveles de oxígeno en la sangre y los niveles de oxígeno en los músculos de los participantes durante toda la prueba usando herramientas de medición no invasivas.

De acuerdo con los resultados observados a nivel de oxigenación de la sangre y los músculos, el uso de mascarilla no afecta significativamente el desempeño físico de una persona que realiza actividad física intensa.

Las conclusiones de esta investigación son muy importantes y deben ser tomadas en cuenta al momento de implementar medidas en espacios cerrados, sobre todo porque en muchas ciudades los centros deportivos están comenzando a abrir sus puertas otra vez. Durante la actividad física las gotas de saliva son expulsadas con más fuerza, por lo que es muy importante que además de limitar la asistencia al 30%, sea obligatorio usar mascarillas.  

Estos hallazgos son relevantes porque indican que podemos usar mascarillas durante el ejercicio y ello no tendrá efectos negativos en el rendimiento físico y habrá un impacto mínimo en la oxigenación de la sangre y músculos. Si la gente usa mascarillas durante sus rutinas de ejercicio en espacios cerrados, las sesiones se vuelven más seguras y permiten que los establecimientos permanezcan abiertos durante la pandemia, además de que asegurar esta medida también permite que los deportes continúen de manera segura para los atletas. Sin embargo, el uso de la mascarilla no es la única medida que debe ser obligatoria. 

La seguridad que podría adquirirse usando la mascarilla no serviría de nada si la ocupación no se limita al 30%, si no se crea el hábito del lavado de manos constante y no se limpian las superficies de manera continua.

Durante esta pandemia, muchas personas se han creado el excelente hábito de ejercitarse en casa, salir a correr o caminar al aire libre. Muchos atletas han regresado a sus entrenamientos, ya sea en establecimientos cerrados (como gimnasios o albercas) o abiertos. Y otras personas que ya practicaban deporte de igual manera han encontrado la manera de no abandonarlo. El estudio mencionado confirma que es posible mantener el hábito de ejercitarse, portar una mascarilla sanitaria y, así, contribuir comunitariamente a la seguridad de otras personas.

 


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