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Camionetas SUV: la segunda causa de aumento de emisiones de CO2 en el mundo (ESTUDIO)

Ecosistemas

Por: Jimena O. - 09/22/2020

Análisis de emisiones recientes muestran que las camionetas del tipo "suburban2" (SUV) son más peligrosas para el ambiente que los automóviles pequeños

En el ámbito de los automotores de uso personal, las camionetas estilo SUV se volvieron comunes y atractivas en muy poco tiempo. Al mismo tiempo, sin embargo, esta popularidad ha opacado las consecuencias de su uso.

En específico, estos automóviles producen una enorme cantidad de emisiones de gases que contribuyen al calentamiento global. Así lo señala un informe realizado y publicado por la Agencia Internacional de la Energía (International Energy Agency) .

La agencia hizo un descubrimiento que dejó asombrados a sus propios investigadores, y en consecuencia, debería sorprendernos a nosotros también. Las camionetas SUV son la segunda causa del aumento de las emisiones de dióxido de carbono a nivel global durante la última década. Sorprende porque desde nuestra vida y conocimiento común, podríamos pensar que otras fuentes de emisiones de CO2 (tales como los aviones, las máquinas industriales o los trenes) generan mayores niveles de dióxido de carbono. Con todo, las mediciones indican lo dicho. En este enlace se puede encontrar el informe completo.

Muchos activistas han declarado que para evitar lo peor de la catástrofe climática es sumamente necesario que los sectores dedicados al transporte y la movilidad opten por dejar el uso de las energías no renovables, en especial la del petróleo. Con la ascendente popularidad de las camionetas SUV, cada vez nos alejamos más de descarbonizar este importante sector. 

Este fenómeno mundial tiene sus raíces e impulso en Estados Unidos, donde durante la década de 1980 la industria automovilística creó una nueva categoría denominada "vehículo deportivo utilitario": una mezcla entre un camión, una minivan y el tradicional coche familiar estadounidense. Después de haber presionado con éxito a los legisladores para que clasificaran estos vehículos como camiones ligeros en lugar de como automóviles, obligando con esto a los vehículos utilitarios deportivos a cumplir normas menos estrictas de eficiencia en el consumo de combustible, la industria se propuso introducirlos en casi todos los ámbitos de la vida estadounidense. 

Hoy, para muchos estadounidenses, una vida sin un automóvil es impensable. Muchas de las ciudades, grandes o pequeñas, no están diseñadas para la movilidad peatonal, dando preferencia al transporte privado. 

El caso contrastante a este modo de vida son las ciudades europeas, en donde la calidad de vida y las condiciones materiales de la mayoría de sus habitantes permiten caminar a los lugares de trabajo y recreación, o en su defecto, usar bicicleta, además de que, en general, muchas de las actividades cotidianas se realizan en las inmediaciones del hogar. Por otro lado, dichas ciudades han ido incorporando facilidades para transportarse con bicicletas como carriles exclusivos, reglamentos claros, políticas ambientales, etcétera.

En las ciudades latinoamericanas, en cambio, la movilidad urbana es tan compleja que para muchas personas es imposible trasladarse sólo caminando o usando bicicleta (aunque cada vez más los gobiernos locales promueven el uso de bicicletas). Una de las alternativas a esta situación podría ser uso del transporte público; sin embargo, en grandes ciudades como la Ciudad México, el transporte público ha llegado a su límite, lo cual vuelve todavía más complicado trasladarse hacia el trabajo, el hogar u otros lugares. En este contexto, muchas personas prefieren invertir en un automóvil privado. Esto sin olvidar la percepción propia de clase, en la que se cree que ser dueño de un automóvil significa tener un mejor estatus que quien no lo tiene. 

El escenario es claro: es necesario modificar la manera en la que nos transportamos tanto a nivel individual como a nivel local, nacional y global. 

A nivel individual existen muchas maneras de tener una vida más sustentable. Si nuestras condiciones lo permiten, podemos elegir usar bicicleta o caminar a los lugares que nos sean accesibles, compartir auto o movernos en transporte público. A nivel local podemos organizarnos y exigir a nuestras autoridades gubernamentales que inviertan en transporte público digno y accesible para todos, seguridad peatonal y ciclista.

 

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Imagen de portada: Brandon Green / Unsplash