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El año universitario de 2020-2021 en la Universidad de Harvard será en Zoom y los estudiantes creen que es incorrecto no disminuir los costos

La Universidad de Harvard ha anunciado que el año académico de 2020-2021 se llevará a cabo mayormente en línea, con un mínimo de actividades presenciales. 

Algunos estudiantes, por ejemplo, podrán acceder al campus, entre ellos los de nuevo ingreso, para que puedan interactuar entre ellos y con sus profesores. Esta parece una medida sensible, aunque también es posible que Harvard esté tratando de cuidar sus ingresos económicos, pues es más factible que un estudiante de primer ingreso abandone sus estudios al advertir que carece del estímulo que proveen el compañerismo, la vida en el campus o las interacciones propias del salón de clases (todo ello, fundamental en el proceso educativo y en la vida universitaria).

Por otro lado, en el segundo semestre, los estudiantes en la recta final de su formación podrán igualmente acceder al campus y a clases presenciales. En el caso de estudiantes que vivan en la universidad, deberán hacerlo en dormitorios individuales y con las medidas de distanciamiento físico recomendadas. 

En el caso de los estudiantes que no podrán estudiar de manera presencial, Harvard no ha ofrecido un menor costo en las colegiaturas, lo cual ha generado gran controversia e incluso demandas legales. Es evidente, en efecto, que la educación en línea no es en modo alguno equivalente a la educación presencial (con todo lo que ello implica, más allá de la mera formación). Las clases a través de videollamadas no tienen el mismo valor de aprendizaje, y por lo tanto es lógico pensar que no deberían tener el mismo costo.

Un estudiante de la carrera de Derecho, Abraham Barkhodar, ha presentado ya una demanda en contra de la universidad por mantener las mismas tarifas en su formación como si esta ocurriera en las instalaciones de Harvard. En su caso, la colegiatura es de $65,875 dólares por año. Barkhodar pretende recuperar el costo del semestre pasado, el cual terminó en línea y en las condiciones desfavorables de estudio que le obligaron a tener que dejar el campus; asimismo, planea litigar por el costo del nuevo año escolar.

Paralelamente, la Universidad de Harvard enfrenta una demanda colectiva presentada por estudiantes que reclaman en conjunto cinco millones de dólares por no recibir el servicio de clases presenciales que pagaron el semestre pasado.

La situación es complicada. Las universidades buscan seguir manteniendo los cursos de manera ininterrumpida al tiempo que buscan, por propia cuenta, ser responsables antes las condiciones de la pandemia. En Estados Unidos el gobierno ha promovido que las universidades abran las puertas este nuevo curso, medida que muchas instituciones han rechazado, al menos parcialmente. Muchas universidades tienen profesores que se encuentran en el grupo de edad que más riesgos corre y son conscientes de que celebrar clases de manera normal podría ser desastroso. Por otro lado, es evidente que los estudiantes también se ven afectados por la situación, pues deben pagar grandes cantidades para poder seguir estudiando, aun cuando su formación será deficiente o de menor calidad.

Finalmente, cabe mencionar que los estudiantes universitarios de origen extranjero en Estados Unidos enfrentan otro problema, pues el gobierno determinó que no renovará la visa de estancia de aquellos cuya formación sea totalmente en línea, con lo cual no tendrán otra opción más que dejar el país.

Como vemos, la educación es uno de los sectores más afectados por la pandemia de la covid-19, con consecuencias que sin duda se dejarán sentir en los años por venir y que, por otro lado, marcarán a generaciones enteras.

 

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