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Estudio muestra que las personas viven en una alarmante desconexión de la naturaleza

Ecosistemas

Por: Jimena O. - 05/28/2020

La gran mayoría de las personas no observa el cielo ni oye las aves o huele las flores

La urbanización global, de la mano de la hiperconexión a la tecnología, ha hecho que buena parte del mundo viva de tal forma que puede pasar días o semanas sin tener ningún contacto significativo con la naturaleza. Millones de personas en el mundo se van a dormir sin haber mirado el cielo, escuchado el canto de un ave, olido una flor o visto el amanecer (o el atardecer). Sí, es triste.

En muchos casos esto tiene que ver con no tener acceso a la naturaleza, a áreas verdes, no tener una "vista", vivir en zonas ruidosas lejos de aves y demás, lo cual en general obedece a cuestiones económicas, pero en otros casos simplemente al desinterés y a la desatención. 

Según una investigación de la Universidad de Derby en conjunto con la asociación National Trust la gente en Irlanda del Norte, Galés, Escocia y Reino Unido vive desconectada de la naturaleza.

El reporte, titulado "Noticing Nature", reveló que el 79% de las personas nunca o casi nunca huele flores silvestres; el 63% nunca o casi nunca escucha el sonido de las aves; el 57% nunca o casi nunca ve el atardecer; sólo 27% frecuentemente observa las nubes y sólo el 38% de las personas suele mirar las estrellas o la luna. Estas cifras se incrementan en el caso de los niños de 8 a 15 años, que están creciendo aislados de la naturaleza: 90% de ellos no ven el amanecer y 83% no huele flores silvestres, etcétera.

Al mismo tiempo, llama la atención que el 81% de los adultos y el 73% de los niños dicen estar preocupados por el "declive de la naturaleza". Esta preocupación está bien fundada, pues por una parte vivimos en lo que ha sido llamado el "antropoceno", una época de extinción masiva, y por otra parte los estudios científicos muestran que tener contacto con la naturaleza es un componente importante para una buena salud.

Es especialmente alarmante en el caso de los más jóvenes, quienes están creciendo cada vez más en una realidad aislada del mundo natural, lo cual los afecta de diversas maneras. Por un lado, el sistema inmune se beneficia de interactuar con diferentes bacterias que se encuentran en la tierra o en los animales. Asimismo, la imaginación y la apreciación estética se potencian al contacto con la naturaleza y también, por supuesto, diversas formas de aprendizaje que tienen que ver con el cultivo de alimentos o con el cuidado de animales no llegan a desarrollarse sin el contacto con lo natural. 

 

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