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Es momento para ser prácticos, no espirituales: Zizek sobre la cuarentena del COVID-19

Filosofía

Por: Luis Alberto Hara - 03/28/2020

La “guía de supervivencia” de Slavoj Zizek para la cuarentena impuesta por el coronavirus COVID-19

En un artículo de opinión publicado este 28 de marzo en el sitio web de la cadena RT, el filósofo de origen esloveno Slavoj Zizek ofreció la que podría considerarse su "guía de supervivencia" para la cuarentena impuesta en varios países europeos a raíz de la pandemia del coronavirus COVID-19.

Como es sabido, especialmente en países como Italia, España, Alemania, Francia y el Reino Unido, el aislamiento y la llamada "distancia física" (o "social", si bien la OMS ha aconsejado no usar este último término) se han impuesto con severidad, en un intento por frenar el número de contagios de COVID-19 y la saturación del sistema de salubridad que esto provocaría. 

En este contexto, Zizek se hace la misma pregunta que millones de personas, tanto en Europa como en otros países del mundo tocados también por la cuarentena: ¿qué hacer durante este cese de las tareas cotidianas que, además, viene acompañado de un encierro (obligado en algunos casos, fuertemente recomendado en otros)? Según puede observarse por testimonios tanto directos como indirectos, hay personas que no parecen capaces de sobrellevar el aislamiento, la falta de contacto con el exterior o este cambio más o menos diametral en sus rutinas.

Con un profundo sentido práctico, el filósofo es categórico: "Mi primera regla es: no es momento de buscar la autenticidad espiritual". Con este punto de partida, Zizek va a contracorriente de una tendencia que en las últimas semanas ha ido al alza, según la cual esta temporada puede aprovecharse para cultivar la interioridad o, dicho de otra manera, para "estar con uno mismo". Sin embargo, parece ser que el filósofo entiende muy bien que, en sociedades como las contemporáneas, donde el conocimiento de sí mismo no parece importarle a muchas personas, tomar dicha actitud en medio de un encierro puede resultar contraproducente. Escribe Zizek:

Entonces, ¿qué pasa con aquellos de nosotros que no somos capaces de comprometernos de esta manera? ¿Qué podemos hacer para sobrevivir a la presión mental de vivir en una época de pandemias? Mi primera regla aquí es: este no es el momento de buscar alguna autenticidad espiritual, para enfrentar el abismo último de nuestro ser. Sin ninguna vergüenza: asumir todos los pequeños rituales, fórmulas, rarezas, etc. que estabilizan la vida cotidiana. 

Todo lo que pueda funcionar está permitido aquí para evitar un colapso mental. No pensar demasiado a largo plazo, sino pensar en el día de hoy, en lo que harás hasta que te duermas. Si funciona, juega al juego de La vida es bella (la película): imagina que el encierro es sólo un juego en el que tú y tu familia participan libremente con la perspectiva de una gran recompensa si ganas. Y, si hablamos de películas (si tienes algo de tiempo libre para ellas), sucumbe con gusto a todos tus placeres culpables: distopías catastróficas, series de comedia televisiva de la vida diaria con risas enlatadas como Will y Grace, podcasts de YouTube sobre las grandes batallas del pasado. Mis preferidas son las oscuras series policíacas escandinavas (preferiblemente islandesas) como Atrapados o Asesinatos del Valhalla.

Esta propuesta de Zizek quizá parezca escandalosa. ¿Cómo puede ser que un filósofo aconseje la distracción y el entretenimiento? ¿No se supone que la filosofía siempre apuesta por la reflexión, la toma de conciencia o el despertar del ser? ¿Cómo puede Zizek recomendar sitcoms o películas de guerra?

Sin embargo, el razonamiento del esloveno es, como suele ocurrir en su caso, menos simple o evidente de lo que parece. Zizek sugiere todo esto porque considera que si optamos por la vía de la interioridad, lo haríamos porque "no nos queda de otra", es decir, porque la imposición del confinamiento nos ofrece esa única acción a tomar. Y se sabe que la obligación es la manera más superficial que tiene una práctica para enraizarse en la existencia: aquello que hacemos por obligación terminamos por dejar de hacerlo, tarde o temprano.

Al respecto, Zizek cita una broma que se hace en la cinta Ninotchka, de Ernst Lubitsch (1939), en la cual un hombre en un restaurante le pide a un mesero un café, pero sin crema; el mesero responde: "Señor, no tenemos crema, pero tenemos leche: ¿le puedo ofrecer un café sin leche?":

En el plano fáctico –escribe Zizek–, el café sigue siendo el mismo café, pero lo que podemos cambiar es hacer que el café sin crema se convierta en un café sin leche o, aún más simple, añadir la negación implícita y hacer que el café normal se convierta en un café sin leche. 

¿No es esto lo que pasó con mi aislamiento? Antes de la crisis, era un aislamiento "sin leche". Podría haber salido, pero elegí no hacerlo. Ahora es sólo el café normal de aislamiento sin ninguna negación posible implícita.

Quizá, en el fondo, ese sea uno de los elementos fundamentales a interrogar en este tiempo. Frente a la oleada de contenidos que diversas instancias han ofrecido gratuitamente en esta época –conciertos en línea, cursos, libros electrónicos, recorridos virtuales de museos, etc.–, cabría que las personas interesadas en todo ello se pregunten: ¿y por qué antes no sentían la motivación a hacer todo ello? ¿Por qué justo ahora cuando parece que no tienen otra opción? ¿Por qué –como propone Zizek– parece tan imposible continuar la vida que se llevaba? ¿O es que, quizá, en esas rutinas hay otros elementos que es necesario cuestionar? ¿Qué en esa vida anterior a la cuarentena no permite a las personas leer, ir a la ópera, estudiar o cultivarse? ¿Por qué falta tiempo o motivación para todo ello? ¿No será, entonces, que la "disfuncionalidad" se encuentra en el corazón mismo de la "vida normal"?

 

Encuentra en este enlace el texto íntegro de Slavoj Zizek (en inglés)

 

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