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La muerte masiva de frailecillos coletudos sugiere niveles preocupantes de la temperatura de la Tierra

Como hemos publicado en otras ocasiones, los efectos de la actividad humana sobre el estado general del planeta son cada vez más palpables e incluso, cabría decir, más escandalosos. Animales acercándose a los asentamientos humanos en busca de alimento, otros muriendo por haber ingerido involuntariamente decenas de kilos de plástico, algunos más en una situación que se diría propia de un suicido colectivo; estos son sólo algunos ejemplos de una situación que cada día se agrava más, sin que nadie parezca tomar medidas reales de solución al respecto.

Esta vez, una escena también lamentable se suma a dichos testimonios, luego de que un grupo de científicos descubriera las carcasas de miles de aves de la especie Fratercula cirrhata (conocida como “frailecillo coletudo”), al parecer muertas en su imposibilidad de procurarse de alimento.

El hallazgo se realizó en las inmediaciones de la isla de San Pablo, que se localiza en el Mar de Bering. Ya entre octubre de 2016 y enero de 2017 los habitantes de este lugar se habían topado con cerca de 350 aves muertas, de las cuales una buena parte eran de la especie mencionada. Desde entonces, la muerte masiva de frailecillos no sólo no se ha detenido, sino que más bien se ha agudizado.

Al analizar algunos de los cadáveres, científicos de la Universidad de Washington en Seattle no encontraron restos de ninguna enfermedad o sustancia tóxica que explicara el deceso de los animales. Por otra parte, sin embargo, en algunos ejemplares recolectados parecían evidentes los signos de hambruna y desnutrición.

Partiendo de esta evidencia, el grupo de investigadores pudo establecer una relación entre la muerte de las aves y un cambio significativo en la cadena alimenticia de su hábitat natural. De acuerdo con esta hipótesis, en años recientes el aumento de la temperatura global ha llevado a la disminución de los vientos invernales marinos en esa región del mundo, lo cual a su vez ha provocado la disminución de la población de peces, crustáceos y otros animales que, habituados a aguas frías, han tenido que migrar a regiones más boreales. Dado que el alimento principal de los frailecillos han sido hasta ahora esos animales marinos, su dieta se ha reducido hasta provocar su muerte por inanición.

De acuerdo con Timothy Jones, uno de los científicos responsables de esta investigación, las aves marinas se habían mostrado especialmente resistentes a los cambios de los últimos años en el clima general de la Tierra, pero la declinación drástica de la población de frailecillos es una indicación clara de que esta situación es verdaderamente grave.

 

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