*

'López Obrador es un místico, un cruzado, un iluminado', según el presidente de la Cámara de Diputados

Política

Por: Jimena O. - 12/03/2018

Muñoz Ledo tuvo palabras un tanto desbordadas, luego de entregar la banda presidencial

Porfirio Muñoz Ledo, ahora presidente de la Cámara de Diputados, fue el encargado de entregar la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador, compañero de Morena y antes del PRI y del PRD (Muñoz Ledo pasó, sin embargo, también por el PAN, haciendo un tour completo de los partidos). Muñoz Ledo es conocido por su inteligencia y por su propensión a la lisonja. Recientemente hizo uso de la segunda, pero tal vez no de la primera. Después de entregar la banda presidencial, tuiteó:

Desde la más intensa cercanía confirmé ayer que Andrés Manuel ha tenido una transfiguración: se mostró con una convicción profunda, más allá del poder y la gloria. Se reveló como un personaje místico, un cruzado, un iluminado.

Y en un segundo tuit, un tanto paradójico:

La entrega que ofreció al pueblo de México es total. Se ha dicho que es un protestante disfrazado. Es un auténtico hijo laico de Dios y un servidor de la patria. Sigámoslo y cuidémoslo todos.

¿"Un hijo laico de Dios"? ¿Con esto está diciendo Muñoz Ledo que López Obrador es un hombre religioso, pero respetuoso del estado laico? Muñoz Ledo luego se retractó de su tuit, ya que le llovió duro la crítica. Él mismo, que tiene gran experiencia política y es un famosos orador retórico, será consciente de que tuvo algo así como un exceso místico, un lapsus locus. ¿O quizás simplemente quiso darle un guiño al presidente de que se percata de la dimensión mística de su papel, su cuarta transformación como una transfiguración de la nación? Todos saben que mezclar la religión con la política es peligroso, más allá de que se pueda agradecer una cierta visión épica, una dimensión arquetípica de la historia, un interés por la trascendencia y valores que no son meramente económicos y egoístas. 

Lo que resulta fascinante -y alguien podrá pensar, preocupante- es hasta qué punto el mismo López Obrador se ve a sí mismo de esa forma, como "un místico, un cruzado, un iluminado". Hay que decir que hasta el momento él mismo no ha mezclado su fe religiosa con la política, si bien ha dicho que es cristiano, "en el sentido amplio de la palabra", "del amor y la justicia". Valores que, de ser profesados de manera sincera y no demagógicamente, caerían bien en la silla presidencial. 

Sin duda, uno de los grandes retos -y quizá el hilo de donde pende su verdadero legado- es justamente no considerarse un iluminado, sino mantener la humildad y escuchar la crítica y el consejo de gente calificada y no sólo, a conveniencia, la voz del "pueblo". Si López Obrador se queda sólo en su trono -aunque sea un trono bajo, de calle- es muy probable que las cosas vayan mal. E incluso la "sacrosanta" voluntad del pueblo puede ir en contra del pueblo. Es en este sentido que su discurso de austeridad y "pobreza" se beneficiaría de transformarse en la llamada "pobreza espiritual".