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La opinión sobre el joven Lennon en la escuela a la que asistía no era la mejor

"El pequeño primitivo debe devenir en pocos años una criatura civilizada, recorrer, en abreviación casi ominosa, un tramo enormemente largo del desarrollo de la cultura", señaló Sigmund Freud al notar cómo los niños, desde tiempos remotos, son obligados a desarrollar los recursos necesarios para vivir en comunidades humanas: reglas de comportamiento, códigos culturales, habilidades de conocimiento, etcétera.

En este proceso, la escuela tiene una función fundamental, pues junto con la familia y la sociedad en sí, es una institución sobre la cual descansa dicho camino de formación civilizatoria. En este sentido, no es casual que se hable de las escuelas como centros de programación masiva, pues más allá del radicalismo de esta opinión, es claro que en los salones de clase se aprende mucho de aquello que después se ve reflejado en una sociedad.

Con todo, el precio que suele tener este recurso cultural y evolutivo que desarrolló nuestra especie es la pérdida de la espontaneidad, señalada por otro gran estudioso de la psique humana, Erich Fromm. Al profundizar sobre este tema, Fromm notó que la formación amenaza directamente una espontaneidad que es propia al ser humano: la creatividad, el deseo de actuar, el entusiasmo, el ingenio para encontrar soluciones y nuevos caminos. Todo ello es resultado de una inclinación natural de los individuos de nuestra especie que, sin embargo, por razones de la vida en comunidad, no siempre puede aflorar y rendir frutos.

¿Pero qué sucede cuando, después de todo, la espontaneidad triunfa?

Hace unos días, Michael Beschloss, escritor y colaborador de la cadena NBC, compartió en Twitter la imagen de un reporte de conducta elaborado hace unas décadas. Pero no fue un documento cualquiera, sino nada más y nada menos que uno referido a John Lennon, cantante y compositor de una originalidad extrema que, por ello mismo, se volvió una de las figuras más importantes en la historia de la música.

Lo interesante de este reporte es que en casi todos los rubros los comentarios dedicados al joven Lennon fueron negativos, con un ánimo general por parte de sus profesores de estar ante un estudiante con poco o nulo entusiasmo por la vida.

La nota fue elaborada en 1956, cuando Lennon tenía 15 años de edad y asistía a la Quarry Bank High School, en Liverpool (Reino Unido). Al parecer, fue elaborada junto con la sanción de suspensión que recibió el joven a causa de su conducta en la escuela.

Estos son algunos de los comentarios recibidos:

Maestro de francés: "Un chico inteligente que podría ser mejor con un poco de concentración en clase".

Maestro de física: "Su trabajo carece de esfuerzo. Se contenta con sólo 'pasar' en vez de usar sus habilidades".

Maestro de religión: "Su actitud en clase es más bien insatisfactoria".

Director: "Tiene muchas ambiciones equivocadas y su energía está con frecuencia fuera de lugar".

Después de todo, es claro que aun el peso de todas las instituciones sociales y de formación no es capaz de marchitar la autenticidad del espíritu humano. Por fortuna.

 

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