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Los beneficios de la terapia con "hongos mágicos" ocurren en radical oposición a cómo funcionan los antidepresivos farmacéuticos usados masivamente

Los "hongos mágicos" son, sin duda, el tratamiento para la depresión más interesante que se ha estudiado en los últimos años. Como hemos venido reportando, existen prometedores resultados que sugieren que una o dos dosis de psilocibina (ingrediente activo de los "hongos mágicos") pueden ser suficientes para hacer que una persona salga de la depresión por hasta 6 meses, esto en casos en los que antidepresivos tradicionales -los llamados serotonin system re-uptake inhibitors- no han logrado producir mejoras.

Actualmente, la compañía COMPASS Pathways ya se encuentra en etapa preliminar para realizar pruebas clínicas aprobadas por la FDA, con el fin de poder proveer esta terapia en los próximos años. Se cree que en 3 años se podría obtener una licencia farmacéutica para ofrecer terapia de "hongos mágicos". Por otro lado, el estado de Oregón prepara un proyecto de ley para decidir en la siguiente elección la legalización medicinal de la psilocibina. 

Una nueva investigación averiguó cómo es que opera esta sustancia en el cerebro de las personas deprimidas. En un estudio publicado en la revista Neuropharmacology, un grupo de investigadores notó que las personas deprimidas tuvieron un aumento en su respuesta neural al ser expuestos a rostros atemorizados 1 día después de la terapia asistida con psilocibina. Estas respuestas se correlacionan con actividad en la amígdala, una zona del cerebro vinculada con las emociones y los instintos. La terapia con psilocibina incrementó la respuesta tanto a rostros felices como a rostros atemorizados o aterrados, lo cual apunta a que la psilocibina aumenta la conexión emocional, justamente lo contrario a lo que hacen los antidepresivos (SSRI).

Esta diferencia no es menor, ya que habla de un cambio radical de paradigma de tratamiento, con dirección hacia la vida, hacia sentir más, mientras que los antidepresivos, cuando funcionan, suelen reducir la sensibilidad y la luminosidad del mundo, dejando al paciente en un pálido e indolente confort. La terapia asistida con psilocibina ha sido exitosa en gran medida por su capacidad de suscitar una experiencia de disolución del ego -y de conexión con la naturaleza- o experiencias místicas que tienen el efecto de reencantar y resignificar la vivencia de las personas.