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Un empleo irrepetible y un tanto atípico para el campo de las humanidades

Para nadie es un secreto que las profesiones relacionadas con el estudio, la investigación y la erudición en el campo de las humanidades no suelen recibir los mejores salarios. Ya Descartes, al inicio de su Discurso del método, ofrece un testimonio breve (y aún válido) respecto de todas las enseñanzas que se impartían en las universidades de su época, listando sus beneficios: mientras que de la medicina, la jurisprudencia y “demás ciencias” dice claramente que enriquecen a quienes las cultivan, de otras disciplinas como la poesía o la filosofía sólo señala sus recompensas espirituales, por decirlo así.

Y si bien esto puede someterse a debate, no menos cierto es que el salario que se obtiene por un trabajo tiene también un componente simbólico que el ser humano codifica como retribución y como reconocimiento. Quien logra intercambiar un salario adecuado por una tarea que le gusta hacer, consigue también un cierto tipo de realización personal. 

Hablamos de esto para reseñar una oferta de trabajo un tanto atípica para el mundo de las humanidades. ¿Quién podría pensar que una persona que ha hecho de los libros su trabajo podría trabajar en un hotel en uno de los lugares más paradisíacos de la Tierra?

La vacante se encuentra en las islas Maldivas, en el sureste asiático, concretamente en el hotel de lujo Soneva Fushi, en donde se busca a una persona con amplios conocimientos en literatura y libros en general que sea capaz de inspirar en otros el placer por la lectura y la escritura. 

Grosso modo, el trabajo consiste en organizar talleres literarios para los huéspedes del hotel y sesiones de cuentacuentos para los niños, además de alimentar un blog con entradas sobre “las experiencias de un librero en una isla desierta”.

La oferta de trabajo saltó a los medios gracias a Philip Blackwell, heredero de una familia de editores de excelente reputación en el Reino Unido, quien al respecto señaló que si bien el salario es un tanto irrisorio, otros beneficios de este trabajo son a todas luces incomparables.

Después de todo, parece ser que las oportunidades existen, pero a veces es necesario ir a otro rincón del mundo a buscarlas.

 

También en Pijama Surf: Este trabajo consiste en beber gin-tonic y viajar por el mundo durante 80 días

 

Imágenes: Soneva/Instagram