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El increíble acto de bondad que hizo Franz Kafka para una niña desconocida

Arte

Por: Luis Alberto Hara - 10/05/2018

La preciosa historia de Kafka y la muñeca

Franz Kafka es, sin duda, uno de los escritores más importantes del siglo XX. Generalmente asociamos a Kafka con lo extraño, lo sórdido, lo secretamente maravilloso, lo angustiante y lo absurdo. Pero la obra de Kafka tiene también momentos de una enorme sensibilidad, fragilidad humana y belleza, aunque ciertamente no dilapida en este sentido. Una muestra de la personalidad de Kafka, que engrandece su mito y lo revela bajo una luz distinta de la comúnmente discutida, es la que se desprende de las cartas de Dora Diamant, quien fue amante de Kafka poco antes de que éste muriera de tuberculosis. 

En la biografía de Reiner Stach sobre Kafka se reproduce una carta que cuenta una historia preciosa. Dora narra que un día ella y Franz fueron a un parque en Berlín y se encontraron con una pequeña niña que estaba llorando, notablemente compungida. Franz le preguntó qué le pasaba, y ella le dijo que había perdido su muñeca. "Él inmediatamente respondió con una historia enteramente plausible sobre su desaparición: 'Tu muñeca sólo está de viaje, lo sé porque me ha enviado una carta'". Kafka le dijo que la muñeca estaba apenada, pero había prometido escribir todos los días. Y así fue: Kafka, ese gigante de la literatura, se tomó el tiempo para escribirle cartas detalladas a la niña todos los días.

Después de unos días, la niña había olvidado el juguete real que había perdido y sólo pensaba en la ficción que se le ofrecía como reemplazo. Franz escribió cada enunciado de la historia con una riqueza de detalle, y con tal precisión humorística, que hacía la situación de la muñeca completamente entendible: había crecido, había ido a la escuela, había conocido a otras personas. Ella siempre le manifestaba su amor a la niña, pero hacía referencias a las complicaciones de la vida y a ciertas obligaciones que le impedían regresar a su vida pasada.

Esta fabulosa historia de Kafka ha sido cuestionada por algunas personas, pues viene de una persona que estimaba enormemente a Kafka. ¿Pero por qué no creerla? Como ha escrito Paul Auster:

se comprometió al proyecto de escribir una carta todos los días, por ninguna otra razón más que consolar a la pequeña niña, quien le era completamente desconocida, un niña que se encontró por accidente una tarde en un parque. ¿Qué tipo de hombre hace esto? Uno de los más brillantes escritores que jamás ha vivido sacrificando su tiempo -su cada vez más precioso y limitado tiempo- para componer cartas imaginarias de una muñeca perdida.

El punto es que el tipo de persona que hace eso justamente es alguien como Kafka, alguien que no hace las cosas como los demás y que es capaz de someterse al imperio de la imaginación y de ciertos gestos mágicos.

Kafka finalmente decidió casar a la muñeca, preparando a la niña para la separación. Minuciosamente, el escritor checo describió al novio, la fiesta de compromiso, la boda en el campo, la casa en la que posteriormente vivía el matrimonio. Y finalmente, la muñeca se despidió de su vieja amiga.

Toda una literatura especulativa se ha generado imaginando esas cartas y las palabras exactas de Kafka, el escritor que nunca escribió una oración de más. El escritor Guy Davenport, por ejemplo, escribió: "Querida Lizaveta: hemos llegado a Londres en globo... los ingleses son muy extraños... todos llevan paraguas y largos bastones para andar en la niebla. Viven de té y pastelitos". Otros escritores imaginan los mensajes morales que Kafka habría legado a la niña. Generalmente, estas reescrituras son divertidas, pero uno sabe que nunca podrán realmente reflejar lo que escribió Kafka. Y seguramente es mejor así: que se quede en la imaginación.