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Una genial película que mezcla la crítica más aguda con el humor más fino

Sin duda, una de las películas más interesantes, divertidas y a la vez pensantes y críticas del año es Sorry to bother you, opera prima del director Boots Riley. La película es una comedia de ciencia ficción que una mirada superficial podría confundir con una de esas típicas comedias vacías hechas para entretenerse un rato. El director describe su cinta como "una oscura comedia absurda con aspectos de realismo mágico y ciencia ficción inspirada por el mundo del telemarketing".

Sorry to bother you tiene como protagonista a Lakeith Stanfield con el sugerente nombre de "Cash Green", y sucede en una realidad alternativa -en una California espejo-. Stanfield es un hombre joven que está buscando ganar dinero y escalar en la sociedad; para hacerlo, encuentra que debe ensayar una "voz blanca": este es el gag genial que conduce toda la película. Un hombre negro hablando como blanco. Pero esto no sólo conlleva una imitación del timbre de voz, sino de toda la idiosincrasia y la personalidad del "privilegio blanco".

En primera instancia, Sorry to bother you podría parecer una película sobre la identidad racial y el racismo en Estados Unidos, pero esto es un subtema -el teaser engaña un poco-. La película trata de manera brillante sobre el capitalismo y la idea de que en busca de ganar dinero, tener éxito, escalar en la sociedad, etc., dentro de este sistema, las personas deben renunciar a la libertad y a su verdadera identidad. No es tanto que las personas que juegan este juego de ambición sean "malas" (aunque ciertamente hay algo de ello); más bien, sin juicios morales, el sistema pide que, como si fuere, las personas vendan su alma, abandonen su esencia. Esa es la tragedia del capitalismo, sólo que aquí es contada como comedia, pues de otra manera tendríamos un film cáustico y posiblemente poco divertido y taquillero. Las verdades se dicen mejor con una sonrisa.