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¿Una epidemia de soledad?

La soledad parece ser uno de los grandes problemas de la vida moderna urbanizada hipertecnológica. En un estudio realizado en Estados Unidos, en el que se tomó en cuenta la escala para medir la soledad desarrollada por UCLA, se observó que el 46% de los estadounidenses padece ocasionalmente de soledad, de la sensación de sentirse separados o fuera de algo. Los investigadores de CIGNA que realizaron la investigación concluyen que esto es un nivel casi epidémico de soledad.

El puntaje más alto en la escala (48) predominó entre la generación Z, que incluye a los individuos que tienen entre 18 y 22 años, mientras que, sorprendentemente, las personas de 72 años o más reportaron sentirse menos solas, con un score de 39.

En un estudio en el Reino Unido se encontró que los riesgos asociados a sentirse solo son superiores a fumar 15 cigarros al día. Además se halló una relación entre la soledad y el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, pues la soledad suele derivar en que la gente deje de tener estímulos mentales, los cuales usualmente son provistos por otras personas que nos emocionan o nos retan.

En otra investigación se descubrió que en los individuos que se sienten solos o tienen pocas conexiones sociales el riesgo de morir antes de los 70 años aumenta al 50%, mientras que las personas obesas sólo tienen un 30% de riesgo. Así que sentirse solo y no tener conexiones íntimas es peor que comer mucho y comer mal y fumar.

Ahora bien, hay que decir que estar solo como tal no produce ningún problema físico, sino que es el estrés asociado el que deriva en problemas para la salud. En otras palabras, una persona puede estar sola constantemente y no padecer el efecto negativo de la soledad, pues quizá se siente conectada con lo que hace, etc. Sin embargo, es obvio que tener conexiones emocionales íntimas es bueno para la salud.