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Aurelia Brouwers, la atormentada joven de 29 años a quien los médicos holandeses le facilitaron la muerte

Salud

Por: Luis Alberto Hara - 08/14/2018

Llevaba deprimida y sufriendo diferentes trastornos crónicos desde los 12 años. En Holanda, la eutanasia es legal

En algunos pocos lugares, la eutanasia ya es una realidad. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos esto ocurre con pacientes terminales, es decir, pacientes que sólo están esperando la muerte y que debido al enorme sufrimiento y a la inevitabilidad del desenlace, deciden dar un paso adelante. No obstante, Aurelia Brouwers tenía sólo 29 años y no tenía una enfermedad terminal cuando un grupo de médicos holandeses le suministró un veneno para tener una muerte sin dolor.

Según señala la BBC, la joven hizo una grabación antes de morir, en la que declaró:

Tengo 29 años y he elegido someterme voluntariamente a la eutanasia. Lo he elegido porque tengo muchos problemas de salud mental. Sufro de forma insoportable y no tengo esperanza. Cada aliento que tomo es tortura.

La joven llevaba una pizarra en la que tachaba los días que le quedaban con un rotulador negro, ansiosa de que llegara la cita con los médicos. En las últimas semanas había realizado actividades manuales, andado en bicicleta y visitado a sus seres queridos. Y, de acuerdo con la BBC, también visitó el crematorio que había elegido. 

El criterio para la eutanasia es que el médico debe considerar que el sufrimiento de la persona es "insoportable y sin perspectivas de mejora" y además, no tener una alternativa razonable que proponerle al paciente. De las 6 mil 585 muertes por eutanasia practicadas en Holanda, sólo 83 fueron por condiciones psiquiátricas. En el caso de Aurelia, ella empezó a sufrir de depresión desde los 12 años y le diagnosticaron trastorno límite de la personalidad; a lar par, tenía ansiedad, psicosis y escuchaba voces.

Lo controversial del caso es que sus médicos no respaldaron sus pedidos de eutanasia. Aurelia tuvo que ir a una clínica especial llamada Levenseindekliniek, clínica del "fin de vida" en La Haya. En esta clínica es donde se aprueban la mayoría de las eutanasias psiquiátricas, aunque ello ocurre con apenas el 10% de las solicitudes recibidas. 

El caso de Aurelia es realmente triste y aunque genera impotencia y frustración, supera la capacidad de emitir un juicio certero al respecto. Antes de morir, Aurelia se pasaba todo el tiempo autolesionándose; ya había intentado numerosas terapias y medicamentos y se había intentado suicidar varias veces. Según le dijo a la TV holandesa, se sentía atrapada en su cuerpo y en su cabeza y quería ser libre.

El tema más delicado en este caso es que la ley holandesa mantiene que el individuo que pide la eutanasia debe elegirla voluntariamente y estar en un estado competente para tomar la decisión. ¿Pero cómo determinar con completa seguridad si una persona con tales trastornos mentales cumple con este criterio? Es sumamente difícil determinar eso, incluso definir qué es realmente voluntario y qué es una coacción de una condición que podría ser pasajera. Asimismo, algunas enfermedades psiquiátricas tienen como síntoma justamente el deseo de morir, lo cual complica aún más las cosas.

Por otro lado, es verdad que muchos de estos pacientes acaban suicidándose y la eutanasia ofrece una muerte mucho más pacífica y digna. Aurelia tomó una botella de veneno y simplemente se acostó en la cama a morir.