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Científicos australianos detectan que el plástico está haciendo que se encojan los penes

Sociedad

Por: Luis Alberto Hara - 07/31/2018

Una condición que afecta el pene parece estarse masificando, debido a la exposición a químicos en el plástico

Por la obsesión que tiene nuestra cultura con el tamaño del pene, uno pensaría que las siguientes generaciones de hombres estarían naciendo mejor dotados, para así favorecer sus posibilidades de encontrar pareja y reproducirse. Tal dinámica evolutiva -que obviamente, es sólo especulativa- parece estar siendo coartada por un elemento extraño contaminante: el plástico y su arsenal de químicos. El problema supera por mucho el tema del tamaño del pene, pues pone seriamente en juego la funcionalidad de dicho órgano.

Dos científicos australianos aseguran que los animales y seres humanos expuestos a químicos en el plástico están presentando una condición llamada hipospadia, un defecto de nacimiento en el pene que puede producir problemas de funcionalidad, así como encogerlo. La información es controversial, al menos en tanto que los gobiernos han negado que estos químicos sean nocivos. Se sabe, sin embargo, que algunos plásticos tienen químicos que perturban el sistema endocrino y actúan como hormonas sexuales; y en varios estudios realizados con animales, se notaron efectos como infertilidad e hipospadia.

Los doctores Andrew Pask y Mark Green de la Universidad de Melbourne están estudiando los efectos de ciertos químicos en la reproducción masculina y han hallado que de 1980 al 2000, la hipospadia se duplicó. Los científicos creen que ya que el tema no es muy agradable, generalmente se evita discutirlo seriamente. Pero el hecho de que se esté duplicando este fenómeno habla de que no se trata de defectos genéticos, sino ambientales.

Esta condición afecta la uretra y hace que ésta salga hacia el exterior no en la punta del pene sino en el escroto o en el tallo, lo cual, por supuesto, es muy problemático. En el desarrollo de la investigación se ha descubierto que un ratón fácilmente desarrolla está condición si se le da a beber Atrazina, un químico que se encuentra en el plástico. El daño se acentúa en las generaciones subsecuentes. El ser humano ha estado expuesto a esto desde 1950, por lo cual hay cierta lógica en que estemos viendo un incremento del fenómeno.

Otros científicos señalan que aunque los efectos de estos químicos han sido comprobados en animales no se ha probado que ocurra lo mismo en los seres humanos, por lo que son más cautos al hablar del tema. Las personas que tienen esta condición no logran pasar orina, así que deben someterse a una cirugía, la cual tiene un alto porcentaje de complicaciones.