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El comportamiento de Maradona ensombrece el triunfo de Argentina

Aunque Argentina logró avanzar a la siguiente ronda en un dramático partido contra Nigeria en el Mundial de Fútbol Rusia 2018, los encabezados -al menos entre los neutrales- se los llevó Diego Maradona, el astro argentino cuya vida después de las canchas es casi tan deplorable como genial fue su carrera futbolística. 

Primero, Maradona estuvo en los reflectores luego de que apareció en la transmisión del encuentro celebrando el gol del triunfo de Argentina enseñando el dedo medio al equipo rival y gritando "putos". La misma palabra, pero esta vez con mucha más vehemencia, que dedican los aficionados mexicanos a los rivales y por la cual la Selección Mexicana ha sido multada. Esto ya le había granjeado la reprobación de numerosos comentaristas y aficionados, pues muestra una evidente falta de control.

Luego se empezaron a difundir imágenes de Maradona desplomándose al salir de la grada y entrar a un salón VIP. Antes ya se le había visto en un estado de intensidad frenética que oscilaba con un estado casi de desmayo, que hizo pensar a muchas personas que tal vez Maradona había consumido algún tipo de estupefaciente; aunque esto por supuesto es especulación, es difícil no pensar en ello, dado el historial de Maradona con la cocaína. 

Diversos medios argentinos informaron que Maradona tuvo que ser tratado por paramédicos, luego de que tuviera que ser casi cargado por sus acompañantes. Aparentemente, le revisaron la presión sanguínea y no pasó a mayores, aunque se veía intensamente frágil. La cadena TeleSur publicó una imagen de Maradona, ya recuperado, e informó que estaba a punto de viajar hacia Moscú. Se difundió información de que Maradona había tenido que ser llevado al hospital, algo que TeleSur, la cadena con la que trabaja, desmintió.

La montaña rusa emocional del partido, aunada a una condición no muy sana, parecieron hacer merma en el que algunos consideran el mejor jugador de la historia y quien ha criticado profusamente a la selección argentina actual, incluyendo a Messi, quien tal vez ocupará su lugar como el mejor jugador argentino de todos los tiempos. 

No hay duda de que este es un ejemplo de la pasión insana del fútbol. Maradona vive con una pasión insana su condición de aficionado de la selección de su país, y él mismo padeció insanamente la pasión de los aficionados. Como escribió Eduardo Galeano, el peso de tener que ser la deidad del estadio y cargar la pasión de millones de argentinos fue demasiado pesado para Maradona en los últimos años de su carrera.